ℙ𝕒𝕥𝕣𝕚𝕒 𝕄𝕚𝕣𝕒𝕓𝕒𝕝: 𝔸𝕣𝕥𝕖 𝕪 n𝕒𝕥𝕦𝕣𝕒𝕝𝕖𝕫𝕒 i𝕟𝕥𝕣í𝕟𝕤𝕖𝕔𝕒
Por Juan José Mesa
Patria Mirabal, artista por naturaleza, nació un 27 de febrero, apenas una semana antes del 5 de marzo de 1924, fecha en la que también llegué a este mundo. Esta coincidencia temporal parece subrayar la afinidad que compartimos, no solo por el arte, sino también por el refugio que encontramos en la pintura, un espacio de intimidad y trascendencia donde volcábamos nuestras emociones más profundas. Sus obras, impregnadas de una singular belleza, ternura y armonía, reflejan tanto los momentos trágicos como los instantes sublimes de su vida.
El Cibao, en aquel entonces, era un espacio donde el arte florecía de manera orgánica. La fundación de la academia de dibujo y pintura de Enrique Godoy en La Vega, en 1930, marcó un hito crucial en el desarrollo artístico de la región. Al año siguiente, en Santo Domingo, Jorge Octavio Morel Tavárez (Yoryi), quien fuera mi primer profesor, presentó su primera exposición individual en el «Club Nosotras». Este acontecimiento, según el historiador Emilio Rodríguez Demorizi, es considerado “el punto de partida del movimiento pictórico dominicano que ha perdurado hasta nuestros días.”
Patria y yo, junto a otros artistas de nuestra generación, nos nutrimos de este ambiente efervescente, donde el arte era no solo una forma de expresión, sino también un vehículo para interpretar y transformar nuestra realidad. En este contexto, su sensibilidad pictórica y su visión única se convierten en testimonio del poder del arte como lenguaje universal.