Anhelos de Navidad
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Amables lectores reciban mis felicitaciones con el deseo de que Jesús renazca en cada uno de sus corazones, colmándolos de mucha paz, amor, gratitud, solidaridad y esperanzas.
Aspiro a que, así como nos animamos a celebrar la Noche Buena, se mantenga día a día el entusiasmo en cultivar la unión familiar en el marco del respeto y la empatía.
Que las sonrisas permanezcan no sólo para las fotos del recuerdo, sino en la satisfacción que nos aporta brindar calidad de tiempo y complicidad al compartir momentos especiales con nuestros seres queridos.
En este día de Navidad, en la quietud de nuestro hogar, les invito a reflexionar sobre nuestro presente y futuro, dando gracias por todo lo vivido que nos aporta aprendizaje y asumiendo con responsabilidad y compromiso un nuevo año lleno de retos y oportunidades para que seamos mejores seres humanos.
Aspiro a que, las familias que acostumbran a regalar a sus infantes lo hagan cada vez con mayor conciencia, libre de estereotipos que incrementen las diferencias entre niños y niñas y libre de propósitos bélicos que normalicen la violencia.
Asimismo, aspiro a que, los fabricantes y quienes comercializan juguetes se esmeren en promover los educativos, deportivos o artísticos, que son los que realmente suman al sano desarrollo de los infantes.
Otro anhelo que tengo es que en esta época navideña ningún niño, niña y adolescente resulte intoxicado de alcohol por descuido de sus progenitores o tutores.
Recordemos que, según estadísticas del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) de 2,700 personas hospitalizadas por alcohol en los últimos años, 288 correspondieron a menores de edad, entre 2 y 17 años, afectándoles su sistema nervioso, equilibrio, capacidad de pensar, irritación en el estómago y problemas digestivos, entre otras consecuencias dañinas.
Los infantes son esponjas que captan más por lo que ven que por las enseñanzas verbales que les podamos brindarles. Las madres y los padres moldean a sus hijos e hijas mostrándoles una conducta equilibrada, sin abuso del alcohol ni de alimentos.
También anhelo que, ninguna persona fallezca por la irresponsabilidad de una bala perdida en el marco de la supuesta alegría de las celebraciones navideña.
Festejar no es sinónimo de violentar. La felicidad es un estado de gratificación interno que no tiene que ser reforzado por alcohol y mucho menos por un arma de fuego, poniendo en peligro la vida de personas inocentes.
Anhelo que la magia de la navidad nos mantenga en unidad familiar con mucho amor, empatía, sabiduría, prudencia y paz.
¡Felicidades!