Fomentemos la fraternidad
La autora reflexiona sobre la necesidad de gestionar emociones y comprometerse con la construcción de un mundo más solidario y compasivo.
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Este 4 de febrero pasó casi desapercibido en nuestra nación, fecha en la cual se conmemoraba el Día Internacional de la Fraternidad Humana, a pesar de que consideramos impostergable, más que nunca, la necesidad como sociedad de unirnos para la promoción de este valor.
Apenas hace cuatro años (2020) que, la Organización de las Naciones Unidas aprobó su conmemoración, pero desde 2021 fue que inició su celebración para favorecer la paz mundial, la inclusión y la erradicación de la discriminación por religiones, razas e ideologías entre las naciones y las personas.
La fraternidad promueve los valores esenciales de respeto, tolerancia a las diferencias, solidaridad y paz que benefician las sanas relaciones en todos los entornos donde nos desarrollamos.
El papa Francisco declaró “La vía de la Fraternidad Humana es un camino común, un camino largo y difícil, pero es el ancla de la salvación con lo que la humanidad puede contrarrestar los muchos signos amenazadores y los tiempos oscuros en que estamos viviendo”.
Y asimismo resulta que, las guerras, la violencia y el egoísmo que se manifiestan en estos tiempos debemos contrarrestarlas con el compromiso diario de relacionarnos con amabilidad y empatía, brindando lo mejor de nuestro ser y no pagando con la misma indiferencia o menosprecio que quizás en un momento de adversidad nos toque vivir.
En nuestro día a día podemos practicar la fraternidad humana haciendo una llamada de apoyo a algún relacionado que esté pasando por un momento difícil o enviarle un mensaje de aliento, manifestarle cariño a algún adulto mayor, ceder un turno cuando se esté a la espera de un servicio o asistir a cualquier persona necesita
Es en el hogar y luego en los centros educativos donde se construyen las bases desde la infancia donde debemos predicar con el ejemplo y ser agentes de cambio social, promoviendo la unidad de las personas y fomentando el respeto a la igualdad de derechos.
En la medida en que seamos multiplicadores de la cultura de paz, formaremos niñas y niños más conscientes, comprensivos, considerados y generosos con los demás, facilitando sanas relaciones y optimizando su calidad de vida.
Amables lectores, fomentar la fraternidad humana ha de ser un compromiso diario de cada individuo, si queremos ser parte de la construcción de sociedades y mundo con mayor unión y menos separaciones, con mayor paz y menos violencia, con mayor empatía y menos indiferencias.
Las relaciones humanas siempre serán complejas, pero conocer nuestras emociones y saberlas manejar adecuadamente siempre harán la diferencia para poder construir un mundo más solidario y compasivo, con más unión y paz.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur