La música y su influencia: ¿Cabe preguntarse, qué música escuchan nuestros jóvenes hoy en día?
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
La música como cualquier otra manifestación cultural es un reflejo de nuestra vivencia social, que tiene una gran influencia en niños y jóvenes, ya que promueven estilos de vestir, formas de bailar, de pensar y hasta de transmitir emociones.
Su ritmo contagioso permite a sus oyentes aprender sus letras con gran facilidad y bailarla sin detenerse a pensar en su significado y el mensaje que les están transmitiendo en forma directa o subliminal.
¿Cabe preguntarse, qué música escuchan nuestros jóvenes hoy en día? ¿Cuál es el contenido de las letras de esas canciones? ¿Vigila la autoridad su contenido, aplica sanciones?
La cruda realidad es que las letras en muchos casos no sólo estimulan el sexo, sino a normalizar relaciones promiscuas, resaltando una imagen de la mujer cosificada como objetos sexuales, en las que priman los cuerpos voluminosos y sensuales, con poca ropa y siempre en una posición servil al hombre, cuyos vídeos en las redes llegan alcanzar miles y miles de views.
Apreciamos en los vídeos la naturalidad con que se fomenta el materialismo de sus intérpretes, promoviendo su felicidad al exhibir extravagantes cadenas de oro, mansiones con piscinas, carros de lujos, yates y abundante consumo de alcohol.
Desde la Fundación Vida Sin Violencia siempre nos ha preocupado esta alarmante situación y por ello, en julio del año 2011, junto a nuestras amigas del PACAM, denunciamos a la Comisión de Espectáculos Públicos las letras de varias canciones que denigraban a las mujeres e incitaban a la violencia, lo cual produjo como resultado la suspensión de 20 canciones.
Para el año 2012, la Vicepresidencia de la República, en un esfuerzo de sensibilizar a la población juvenil a mejorar el contenido, creó un concurso de música urbana por los valores.
De igual forma, recordamos en año 2014 la activa campaña desarrollada por los ejecutivos del periódico Listín Diario para lograr un cambio en los contenidos de las canciones y el resultado fue que exponentes populares, como Mozart La Para, Vakeró y el Lápiz Consciente, entre otros, se comprometieran a mejorar sus letras.
Sin embargo, se observa que, a pesar de los esfuerzos realizados, la autoridad competente no actúa, ni muchos menos los artistas disciernen respecto al daño que causa su manifiesta conducta machista y violenta.
La espiral de violencia contra las mujeres requiere de acciones inmediatas, que no solo traten de limitar o suspender canciones, lo mejor sería que compositores, intérpretes, publicitarias y público tomen conciencia de que la música debe fomentar la convivencia pacífica, relaciones sanas de parejas, de contenido positivo que promueva acciones de paz, de valores, amor y enaltezca los derechos de las mujeres. Si como sociedad no velamos por ello, nuestros niños y jóvenes seguirán recibiendo un bombardeo de música nociva a su sano desarrollo en valores.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia