La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
La finitud de la vida
Iranna Flaviá Luciano
Pienso y Escribo
Cada vez que un ser humano pestaña y respira, son instantes en los que puede cambiarle la vida a alguien.
Todo es sorpresivo, y cosas que las veías como normales pueden pasar como extraordinarias así de simple.
Así de simple tiene que convertirse la vida de las personas, porque nuestro paso por esta madre tierra es corto, finito.
Creemos que tenemos todo el tiempo del mundo, y a veces no nos detenemos a pensar en aquellas cosas que definitivamente tienen valor.
El valor de un beso, de una caricia, el valor de un te quiero, todo aquello que dejamos para después pensando siempre que el tiempo no termina.
Nosotros como seres humanos, y según el aprendizaje que vamos adquiriendo con los años vamos aprendiendo a aprovechar al máximo lo que tenemos en el presente.
Si tenemos salud, a sentirnos dichosos, a dedicarnos a ser felices y a no estarnos amargando por aquello que no tiene significado.
Si queremos monetariamente conseguir algo que tal vez la vida no te ha dado con la magnitud que lo esperas, a saber que es cosa del momento y que puede ser que lo mejor esté por venir.
A saber que la vida se trata de dejar pasar, que no debemos acumular rencores, a no guardar aquello que nos daña, y a saber que todo tiene su parte buena y su parte no tan agradable.
A saber que la vida es un regalo de Dios para ser aprovechada al máximo, que conforme van pasando los años nos hacemos más viejos pero más sabios.
A hacer el bien, porque todo aquello que hagas por los demás en esta vida, así mismo te lo devuelve, porque todo es un ciclo evolutivo y en cadena.
Que los años no es la cantidad que Dios te dé, sino los bien vividos, porque al final de cuenta todos nos encontraremos.
Pienso y Escribo: Quien no acumula malos pensamientos y una vida feliz siempre va ligero. Así de finita es la vida.