Media naranja
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
En un reciente encuentro con estudiantes universitarios empecé mi intervención preguntándoles ¿Quiénes tienen “media naranja”? Con timidez en principio, pero poco a poco, fueron levantando sus manos en señal de aprobación.
Posteriormente le cuestioné sobre qué significaba el popular término “media naranja”, y enseguida surgieron repuestas como «es quien me complementa», «es con quien compartimos nuestros intereses» o «es nuestro amor».
Fue entonces cuando decidí iniciar una dinámica de reflexión y pedí a un alumno que me ayudara a cortar una naranja por la mitad y a lanzarla en el piso al mismo tiempo, con la finalidad de que observarán qué pasaba.
Este simple ejercicio les sirvió a los estudiantes para comprobar que ambas mitades cayeron en direcciones distintas, lo que gráficamente permite crearles conciencia de que constituye un mito seguir expresando que somos la “media naranja” de alguien.
El término “media naranja” debe su origen a las enseñanzas de Aristófanes, respecto al principio de que los seres humanos éramos redondos y perfectos, pero arrogantes, por lo que los dioses decidieron castigarnos cortándonos por la mitad.
Según Wikipedia el término significa alma gemela, «persona que se adapta tan perfectamente al gusto y carácter de otra, que la mira como la mitad de sí misma». También significa «cada uno de los contrayentes del matrimonio respecto del otro».
Lo anterior me lleva a considerar que debemos renunciar a esa expresión popular, primero, porque los seres humanos tenemos una individualidad, sentimientos, derechos y sueños que no dependen necesariamente de tener un o una compañera.
Sujetar la felicidad o el desarrollo de nuestras vidas a una “media naranja” nos limita y condiciona, más aún, impone una justificación social de la obligatoriedad de tener alguien para alcanzar en plenitud lo deseado.
Debemos con actitud positiva y asertiva buscar, luchar y mantener lo que nos haga sentir feliz y no sujetar esa condición al o la compañera de vida, por lo que constituye un error considerar que este o esta nos complementa.
Hemos de recordar que, en nombre del amor, con mucha sutileza comienzan las primeras señales de control y dominio en las relaciones de noviazgo, por lo que debemos seguir previniendo los malos tratos en esta importante etapa.
Con nuestra pareja debemos conformar un equipo donde prime el amor, respeto, admiración, libertad de espacio, tolerancia, comprensión y solidaridad, entre otros tantos valores.
En definitiva, les exhorto a descontinuar el uso común del término “media naranja”, con el convencimiento de que somos seres completos, con fortalezas y debilidades, pero siempre muy merecedores de disfrutar de una vida plena y en paz.
La autora es presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia, Inc.