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Autismo: indicios y señales de sospecha y de descarte
Doctor Manuel Mota Castillo
Perspectiva psiquiátrica
El autor es psiquiatra. Para cualquier pregunta sobre este tema pueden escribirle a ADHDorBipolar@yahoo.com
Según la opinión pública, no vinculada al campo científico, el diagnóstico de autismo se ha incrementado de forma geométrica. Sin embargo, aunque se identifica un número mayor de casos, en comparación con dos o tres décadas pasadas, los números reales no son alarmantes.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental norteamericano, la prevalencia de autismo en la población pediátrica (de 3 a 17 años) en el 2014 era de 2.47% y en el 2020 de 3.14%. Un aumento de 0.67% podría considerarse preocupante, pero decía el excelente maestro musical Bienvenido Bustamante, “eso tiene sus bemoles.”
La idea de escribir sobre este tema surgió luego de evaluar a un niño de 5 años al cual un psiquiatra diagnosticó con TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad) y un neurólogo le agregó autismo. Este caso es el más reciente de las decenas de diagnósticos erróneos conectados al autismo que he visto en los últimos 26 años.
¿Y por qué gente con entrenamiento profesional comete estos errores? Varias explicaciones surgen de lo que he podido observar:
A- Olvidarse de la característica esencial para hacer el diagnóstico sospechado. En el caso del autismo es la ausencia de una interacción social/afectiva con las personas más cercanas, que se manifiesta como indiferencia ante las demostraciones de cariño. Otros signos de autismo serán enumerados en otro párrafo, pero debemos tener claro que lo antes dicho es “sine qua non.”
En el caso antes mencionado, el niño demostraba cariño hacia su madre, habló conmigo como si nos conociéramos por mucho tiempo y el contacto visual fue normal.
B- El diagnóstico errado de TDAH que recibió el niño se basó en su “hiperactividad” y tendencia a ser el “payaso de la clase”. Más adelante escribiré un artículo dedicado al diagnóstico del TDAH, pero por ahora adelanto que la inclusión de la “hiperactividad” como factor generador de falta de atención, al momento de hacer este diagnóstico, no tiene fundamento científico. El incremento de la energía física y mental tiene otros orígenes.
C- Finalmente, cabe mencionar una posible razón que podría influir en el aumento de diagnósticos, aunque esto no está respaldado por pruebas concluyentes. En algunos distritos escolares de Estados Unidos, existen fondos adicionales destinados a estudiantes con diagnósticos de necesidades especiales, incluyendo el autismo. Esta situación plantea interrogantes sobre si estos incentivos podrían, en ciertos casos, influir en la frecuencia de los diagnósticos.
Es importante recordar que las personas en el espectro autista pueden tener diferentes niveles de funcionamiento y habilidades, desde dificultades significativas en la comunicación y el aprendizaje hasta capacidades intelectuales destacadas que les permiten estudiar en la universidad. Asimismo, algunos síntomas del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) en sus formas más graves pueden parecerse a ciertas conductas del autismo, como ha señalado el profesor Eric Hollander del Mount Sinai School of Medicine en Nueva York. Hollander sugiere que el TOC y el autismo podrían compartir ciertos aspectos clínicos, aunque son trastornos distintos. Esto destaca la importancia de una evaluación cuidadosa para entender las características de cada persona.
Para concluir, incluyo síntomas que podemos observar en una persona con autismo:
1- Dificultad al hablar que puede ser mutismo en los casos más severos.
2- No responder cuando escuchan su nombre.
3- Dificultad para iniciar o mantener una conversación.
4- Hablar sin entonaciones y de manera monótona.
5- Dificultad e irritabilidad cuando se le pide cambiar de una tarea a otra.
6- Pensamiento concreto y lentitud procesando instrucciones, porque tienen que analizar y revisar varias veces, aun órdenes sencillas.
7- Espontaneidad en la comunicación verbal que puede ser socialmente inapropiada. Esta característica fue presentada en la película Forrest Gump.
8- No pueden leer (interpretar) el lenguaje corporal.
9- Una persona autista no puede tener TDAH, pero si puede heredar bipolaridad.
Y como apunte final: las vacunas no causan Autismo.