La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Violencia en el tránsito: ¿Un signo de tensiones sociales acumuladas?
Por Manuel Mota-Castillo
Perspectiva Psiquiatra
Orlando, Florida.- El presidente dominicano, Luis Abinader, ofreció cifras alarmantes de víctimas de accidentes de tránsito en los últimos 8 años, con un promedio de 243 muertes cada mes, e instruyó al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) la coordinación y ejecución del Plan Nacional de Seguridad Vial a cinco años.
Con frecuencia escucho a dominicanos de la diáspora mencionar que evitan retirarse al país debido al caótico tránsito y la agresividad al conducir. Este problema no es exclusivo de la República Dominicana; forma parte de un fenómeno global que combina factores individuales, sociales y estructurales. Estudios científicos en diferentes países han abordado este tema, arrojando luz sobre sus múltiples causas.
Por ejemplo, en una investigación realizada en España y publicada por la Biblioteca de Medicina del Instituto Nacional de Salud norteamericano (2018), se reportaron 1,806 muertes en 102,299 accidentes de tráfico. Los autores concluyen que factores como la distracción al conducir, el consumo de alcohol y drogas, así como comportamientos impulsivos, son causas frecuentes de los accidentes. Este análisis también destaca la importancia de la prevención a través de la educación vial y la mejora de la infraestructura.
Un editorial publicado en 2022 por la misma fuente discutió el potencial de medidas preventivas y legales para abordar la violencia en el tránsito. Se sugiere penalizar con mayor rigor a los conductores reincidentes en comportamientos agresivos y establecer tribunales especializados para manejar estos casos. Además, se plantea la importancia de programas educativos que enseñen a los conductores a identificar y evitar comportamientos de alto riesgo, como gritar insultos, realizar maniobras peligrosas o acosar a otros vehículos. Mantener la calma y evitar confrontaciones puede salvar vidas.
En la República Dominicana, si bien existen leyes de tránsito y un tribunal especializado, es necesario fortalecer la aplicación efectiva de estas normativas. En algunos países, las muertes por agresión al volante son consideradas homicidios, lo que podría servir de modelo. Me alegra que el plan anunciado por el presidente incluya la educación vial como parte del pensum escolar a partir de enero de 2025, un paso prometedor hacia el cambio cultural necesario.
Un estudio publicado en 2021 por Social Psychiatry and Epidemiology reveló que, de 131 casos de violencia al conducir, el 53% involucraba individuos con problemas de personalidad o consumo de alcohol. La mayoría eran hombres de mediana edad, lo que contrasta con la percepción en Dominicana, donde se asume que los jóvenes son los principales infractores. También se encontró que las víctimas tienden a buscar ayuda psicológica con mayor frecuencia que los atacantes. Esto evidencia la necesidad de combinar esfuerzos educativos y medidas de salud mental para abordar el problema.
Otros estudios han sugerido que factores como el estrés ambiental y la exposición a contaminantes, como el monóxido de carbono, pueden exacerbar la agresividad al conducir. Esto subraya la importancia de realizar inspecciones técnicas periódicas a los vehículos, algo que podría implementarse más rigurosamente en el país.
Finalmente, los expertos recomiendan intervenciones desde las autoridades, como descongestionar calles, reducir el ruido y facilitar el transporte público masivo, para minimizar el estrés de los conductores. La violencia al volante no solo es un problema de conducta individual, sino un síntoma de un sistema vial sobrecargado y un entorno urbano estresante.
Es preocupante que de los 6,564 fallecidos citados por Abinader, el 25% sean jóvenes de entre 24 y 34 años. Además, las lesiones diarias (334 personas) no solo representan tragedias humanas, sino también un costo significativo para el sistema de salud: 130 mil millones de pesos, equivalentes al 2.2% del Producto Interno Bruto (PIB).
Más allá de las estadísticas, muchos de estos casos podrían haberse evitado. Disputas menores, como un roce entre vehículos o un desacuerdo por un espacio de parqueo, escalan innecesariamente y terminan en tragedia. Es necesario fomentar una cultura de respeto, empatía y responsabilidad en las vías para reducir estas lamentables situaciones.
El autor es médico psiquiatra.
(Para cualquier pregunta sobre este tema pueden escribirle a ADHDorBipolar@yahoo.com)