Qué te pasa, viejo año?
ViBa la Comunicación
Vilma Batista
El 2017 ha sido un año convulso a nivel mundial, regional, nacional, local y personal.
Cada cual contará el cuento según le haya ido, pero lo que nadie puede socavar es que estos 11 meses y 27 días han sido retadores como el que más.
Mi recuento personal lleva aprendizajes de alto calibre con tantos falsos altares caídos, empezando por el propio de yo soy, yo puedo, yo torno, yo viro.
Atizados por pruebas personales, familiares y profesionales de esas que dividen tu vida en un antes y un después.
También me llevo un sabroso y dulce sabor por haber sido un año para despertar a la luz y dar pasos firmes hacia la versión de mi misma que me gustaría llegar a ser.
Un año para enfrentar el miedo, para volver a creer en el amor bonito, en el apoyo familiar incondicional y en la gente buena de pensamiento, palabra y obra.
Un año para ser agradecida y valorar tanto cariño y ayuda, de ser humilde y darme sin reservas, de ser obediente y escuchar consejos, de esperar lo porvenir con la paciencia que guarda el corazón alegre por su gracia.
Ya en la curva final de este año se siente mucho lo vivido y más aún lo avanzado, lo conquistado, lo superado.
Luego de desear por largo tiempo que terminara este ciclo y ahora con un corazón descansado, fortalecido y dispuesto para lo que traiga el 2018; sólo pregunto: Qué te pasa, viejo año, qué te pasa?