Día de Reyes
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
El ser humano adulto aun encontrándose en la lucha por la supervivencia tiene mucho que añorar, aprender y desaprender de cuando era niño.
Ser niño es y lo he catalogado como una etapa de oro en el ser humano, naces, creces y no tienes nada más que demostrarle al mundo que te abres paso.
Abrirse paso en un mundo que puede resultar complejo no es tarea fácil, tantas mentalidades, competencias, luchas sin cuartel, en fin así como dice la canción la vida es una tómbola.
Dando vueltas hacia el pasado, en muchos llegan recuerdos gratos que aunque sutiles dejan mucha enseñanza, como lo es el día de reyes.
Casi ha dejado de ser una tradición y es una pena, el ser humano que no ha vivido su niñez a cabalidad, que no ha sentido lo mágico y no ha soñado, difícilmente y emocionalmente al crecer se sienta a plenitud.
Muchos y en este constante mundo del materialismo en el que vivimos, han reducido el día de reyes a puros regalos, cuando significa algo más, un legado.
Era la espera esperada, creer en lo que los adultos entendían como inexistente, y verlo como el día más esperado del año.
Muchos sueños se hacían realidad, y era más que entender que era el mérito por portarnos bien, era entender que existía la magia.
La vida de adultos que estamos viviendo a cada rato nos sorprende con que nada nos sorprende, y que todo es lo esperado.
Se hace difícil crecer y darnos cuenta que muchas cosas que veíamos como maravillosas ya no están, y que no eran más que una linda historia y bien contada.
Quisiéramos volver al pasado y sentir ese pálpito ante la sorpresa, que le daba una razón a nuestros días, y nos recordaba que éramos niños.
Ya de adultos y viendo hacia atrás, entendemos que crecer tiene un mérito, y es que lo mejor queda como un maravilloso recuerdo, y que tenemos algo que nadie nos puede quitar y es lo vivido.
Pienso y Luego Escribo: Nos damos cuenta de que hemos crecido cuando vivimos con nuestros hijos el día de reyes.