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Ser feliz sin juzgar a quien
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
Soy madre de un niño de 8 años con condición de autismo que es mi vida, siempre he dicho que soy la madre más afortunada del planeta por tenerlo, que Dios nunca le falla a sus hijos amados, y le manda lo mejor.
Digo a la vez que soy la madre del niño más feliz del mundo, y que es el mejor hijo que jamás una persona en su vida pueda tener.
A mis 38 años con él he aprendido de la vida, y me ha enseñado las mejores lecciones con tan solo mirarlo.
No habla, más entiende todo, es astuto e inteligente, y tenemos una química y un vínculo que hace que comprenda todo al más mínimo movimiento.
Es mi primer hijo, y el único, pero también es mi hijo del alma. Cuando digo del alma es porque es algo que va más allá de todo lo puro que he podido ver en este mundo.
Siempre me ha llamado el tema de la felicidad, trato de explicarlo y de buscar respuestas, hasta he sido capaz de describir un tema tan inmaculado, como algo de momentos, porque en sí al igual que las personas son imperfectas, no existe todo el tiempo.
Pero de todas formas sigo buscando, nunca me conformo con un hallazgo cuando sé que vas más a fondo.
Así soy, es mi personalidad, sensible al entorno, curiosa sin ir a los extremos de experimentar, y siempre tratando de comprender al mundo, sus personas y sus circunstancias.
Hay una situación que se presenta en el ser humano frecuentemente, y es que se juzga asimismo y juzga a los demás, es casi que no lo puede evitar.
Quiere ser perfecto, se culpa si algo no sale bien, mira a su alrededor y piensa que hay personas mejores que él, y comete el error de compararse.
Eso le ha pasado a más de una persona, porque es el mecanismo de defensa de un cerebro en evolución, pero qué implica esto? nada más y nada menos que la pérdida de esos momentos a los cuales llamo felicidad.
El otro día, vi como mi hijo sonreía solo y sin motivos, su rostro estaba tan iluminado, tan en paz, tan seguro de sí, y de su entorno, y de quienes lo aman, y encontré que en él reside la felicidad de la que tanto he hablado.
No espera nada, vive en este mundo limitándose a actuar tal y como es, no le importa el qué dirán, pues no tiene esa capacidad, es un ángel, sonríe, contagia, y no hace más que ser feliz sin juzgar a quien.
Pienso y Luego Escribo: Hay lecciones grandes en la vida, pero ninguna como aquella cuando descubres lo hermoso que es el amor.