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Qué está pasando en las organizaciones?
Desde mi Perspectiva
Alliett Ortega
Esta semana en desde mi perspectiva quiero hablarles de algo que nos toca a todos muy de cerca, recientemente conversaba con unos amigos, y llegábamos a la conclusión que la mediocridad nos está arropando, que se ha convertido en un virus elusivo, resistente y desgraciadamente común que poco a poco está socavando los cimientos de nuestras organizaciones.
Y es que esto lo vemos a todos los niveles, desde jefes permisibles de empleados mediocres, convirtiéndolos en ovejas, perdón, empleados infelices que no se atreven a salir del rebaño, y que al final persiguen al que parece tener la razón, aunque en el fondo se sepa que está equivocado, o se convierten en simples comodines de obediencia, ya que a todo dicen que sí, sin analizar, son empleados ‘si-si’, con miedo a la opinión y el análisis, o a la confrontación por temor a ser tachados de conflictivos, o peor aún perder el favor del jefe.
Con esto no quiero que piensen que incentivo el irrespeto, ya que el respeto es lo más importante en una organización, pública o privada, y debe darse tanto vertical como horizontal, es un valor no negociable, y no solo es deber del supervisado, sino también del supervisor, y desde mi perspectiva aquí radica un poco esta problemática actual, la falta de respeto en las organizaciones.
En otros artículos hemos indicado que las organizaciones más que nada necesitan manejar el talento humano, profesionales referentes, establecer sistema de gestión del talento humano justos, donde se cultive la promoción por méritos
Pero desafortunadamente en la gran mayoría no es el caso , y esto nos trae que la mediocridad se sigue acentuando, evitando que los empleados se atrevan a destacar, por miedo a no “encajar”, a ser diferentes o a ser vistos como “raros”, o peor aún, es que se premia o beneficia al empleado que incumple, sin una razón evidente, solo que goza del favor del superior inmediato, un arraigado favoritismo, que permea el clima organizacional, llevando a que los talentos definitivamente volteen la mirada, y se conviertan solo en rebaños de 8 horas laborables.
El problema se acrecienta cuando en organizaciones con estos males se quiere incorporar la innovación como una moda, sin tomar en cuenta aspectos como la cultura organizacional, o los marcos normativos que le rigen.
Pero cuál es la raíz del problema: que solo hay una forma de evaluar aptitudes y competencias, y esto se está dejando de lado, nos encontramos con empleados no profesionales ostentando posiciones de profesionales, o peor aun rompiendo el principio básico de toda organización que es la jerarquía.
Y nada más erróneo, ya que por esto se debe valorar un empleado por aspectos como: profesionalidad-competencia blanda y dura- experiencia (tiempo en una posición o en el sector), y lo que es más importante el manejo de su inteligencia emocional ante situaciones que pueden salirse de su control.
Y, por si fuera poco, los gerentes en lugar de comprender que cada empleado es diferente, y potenciar lo que tiene de especial cada uno de sus empleados, lo que hace es reforzar aquello en lo que no se destacan, y esto frustra el empleado, y a los demás, ya que crea malestar, y afecta el clima organizacional, y, ¿cuál es el resultado? Más personas concentradas en el centro de la “campana de Gauss” con desempeños promedio y solo un 10% con un alto potencial.
Hay que tener claridad en los términos, pues ser mediocre no significa estar en la media, significa glorificar la media y rotular a cualquiera que se salga de la misma.
Pues esa persona será un espejo de lo que por miedo nadie se atreve a hacer, o simplemente para que esforzarme, si simplemente se toma en cuenta por favoritismo, y es que todas las personas cuentan con algo especial, y único que los hace diferentes y geniales, pero al no atreverse quedan atrapados en lo común, que al final del cuento se traduce en la mediocridad. Y el problema es que esta dinámica se extiende como un cáncer por todas las capas de la organización y tiende a perpetuarse.
Y por esto hay que actuar ya, asumir un cambio en la gestión de recursos humanos de las organizaciones, reglas claras en toda la organización, lo cual provocara llenar a las organizaciones de gente que sume, de gente con las competencias previamente establecidas que necesita la organización. Y es que el talento humano es el activo fundamental en las organizaciones que quieran ganarle la partida al futuro, y es que “Ya quedó cerrado el ciclo de la era industrial, y estamos ante el creciente protagonismo de la era del conocimiento”. Hasta una próxima entrega.