Igor Rodríguez destaca como un paso de avance instalación de una base
Angela Guzman es la diseñadora creó los ‘emojis’ del iPhone
El primer set de emoticonos de la manzana mordida cumple diez años este 2018 y Angela Guzman recuerda cómo crearon aquellas miniaturas sin sospechar su futura repercusión
Estados Unidos.- Pocas veces los emoticonos que utilizamos en los mensajes de Whatsapp o de Facebook Messenger despiertan ya una sonrisa en su destinatario. Las caritas y demás miniaturas se han vuelto tan habituales que se han convertido en otro elemento del lenguaje. Hasta los más graciosos han perdido parte de su encanto debido a la cotidianeidad. Pero, ¿te acuerdas de la primera vez que viste a la gitana o a la caquita sonriente en un móvil? Un teléfono que, muy probablemente, no se parecía en nada al que hoy llevas en el bolsillo.
Angela Guzman lo recuerda perfectamente, aunque ella pudo admirarlos primero en un ordenador. «No podíamos parar de reír cuando vimos la caquita amplificada en la pantalla», cuenta a Teknautas esta diseñadora que actualmente trabaja para Google, pero que comenzó su carrera como becaria en Apple allá por el 2008. Junto a su mentor en la empresa de Cupertino, el también diseñador Raymond Sepulveda, creó el primer set de emoticonos de los iPhone. El mismo que este año cumple una década de vida.
En el mundo de la tecnología, el tiempo parece pasar incluso más rápido. Cuando a Guzman le preguntaron si sabía lo que era un ‘emoji’ antes de empezar sus prácticas, tuvo que admitir que no tenía ni idea. Por entonces solo se utilizaban en Japón, mientras que en occidente nos conformábamos con combinar puntos, guiones y paréntesis para ir más allá de las palabras. Y el primer teléfono de Apple, lanzado el año anterior, era una novedad en manos de muy pocos. «Entre mis compañeros de clase, solo un par tenían un iPhone. Yo no era una de ellos: todavía tenía un móvil de tapa», confiesa la diseñadora estadounidense.
El verano que Guzman aterrizó en el número 1 de Infinite Loop estaba en su penúltimo año de carrera —cursaba Diseño Gráfico e Industrial en la Escuela de Diseño de Rhode Island— y no conocía el tipo de proyecto que le esperaba, solo que era una apuesta totalmente nueva. Tampoco pudo prever la repercusión y magnitud de lo que tenían entre manos una vez supo que se encargaría de crear toda una serie de pequeños iconos.
«No podía imaginar lo populares que llegarían a ser ni cómo revolucionarían nuestra forma de comunicarnos», admite la estadounidense, que pasó tres meses de becaria bajo la tutela de Raymond. Durante ese tiempo se centró en conseguir que los nuevos emoticonos lucieran y expresaran su significado lo mejor posible. Tenían que ser compatibles con los operadores japoneses porque saldrían primero en el país oriental, así que debían cumplir ciertas características.
Traducciones del japonés
«A veces era un auténtico reto saber el significado exacto de un ‘emoji'», dice Guzman. Aspectos como el color pueden llevar asociadas distintas connotaciones simbólicas que dependen de cada cultura. En ocasiones ni siquiera conocía los platos de comida que debía dibujar. A estas dificultades había que sumarle la complejidad de combinar el diseño con la parte técnica y el hecho de que la mayoría de emoticonos que existían por aquel entonces, como los primeros desarrollados por la operadora NTT Docomo en 1999, estaban pixelados, por lo que tenían que poner especial atención en la parte estética.
«Éramos dos personas para crear casi 500 iconos», indica la diseñadora. Una vez adquirió los conocimientos necesarios, comenzó a trabajar sola para producir algo más de la mitad. Su primera creación fue el anillo de compromiso, que entrañaba distintas texturas (metal y piedras preciosas) y una gema con varias caras. Según Guzman, los detalles no se acaban nunca.
Algunos de los ‘emojis’ tienen curiosas anécdotas detrás. Raymond reutilizó la parte superior del cono de helado para construir la pila de caquita que conforma el sonriente emoticono marrón. Primero diseñaron los más sencillos, como el vestido con un cinturón marrón que Guzman concibió inspirándose en una prenda que su hermana había creado y confeccionado en la realidad. La gitana y su atuendo carmesí plagado de volantes fue uno de los últimos en llegar, casi al final de su periodo de prácticas. Pero entre sus favoritos, la diseñadora destaca las serpentinas y los corazones, «por lo que simbolizan y por la variedad de colores que presentan». Y, por supuesto, la berenjena.
Raymond reutilizó la parte superior del cono de helado para construir la pila de caquita que conforma el sonriente emoticono marrón
«Una vez Steve Jobs aprobó el lanzamiento del set, me di cuenta de que mucha gente iba a verlos», subraya la extrabajadora de Apple. La primera familia de emoticonos del iPhone salió únicamente en Japón en noviembre del 2008, pocos meses después de que Guzman finalizara sus prácticas. Los de la manzana mordida no extendieron su uso a nivel global hasta la llegada de iOS 5 tres años después. Aunque el Consorcio Unicode ya codificaba emoticonos desde el 2007, Apple fue el primer fabricante internacional en incluir iconos compatibles en su propio ‘software’.
Una vez terminó sus estudios, Guzman se mudó a Silicon Valley para incorporarse al equipo de diseñadores de Cupertino como empleada a tiempo completo. «Aunque ya había comprobado la repercusión que los ‘emojis’ estaban teniendo en nuestra cultura, seguir trabajando en ellos aún resultaba excitante», señala la diseñadora. Durante los siguientes años, completaría el catálogo con nuevas miniaturas.
De aquel tiempo, la estadounidense recuerda tanto las fiestas y eventos organizados por Apple como la labor del «brillante» equipo de diseño y de ingenieros, capaces de aunar sin problemas la tecnología y el arte. «Funcionábamos como una orquesta: todo el mundo tocaba una parte clave que, juntas, se transformaban en una sinfonía», explica Guzman, quien asegura que el tiempo que pasó en Apple ha marcado su carrera profundamente. «Fue mi primer trabajo, mi primer hogar fuera de mi hogar. Me ha hecho la diseñadora que soy hoy».
Guzman no podía imaginar que una década después de aquella experiencia sus creaciones no solo aparecerían en las pantallas de los móviles, sino también en camisetas e, incluso, protagonizarían una película.
Fuente: elconfidencial.com