Con el arte a cuesta, rítmica forma de batir la mendicidad
Carlos Mejía
Especial para Aplatanao News
Abundantes son los casos en los que el genio no ha logrado encontrarse con la fortuna. En nuestra visita por Estados Unidos (EUA) y en un reciente viaje que realizamos a la Habana, Cuba, pudimos observar cómo existen los llamados músicos callejeros o, en su defecto, artistas que no alcanzaron la fama y que a través del arte exponen su talento para vivir de esto.
En Nueva York las paradas de los trenes, o subway, por donde circula un gran grueso de transeúntes, los llamados artistas callejeros suelen deleitar al público con canciones y melodías. Estos tienen unas maletitas o cofres para que cada persona que se sienta motivada con su música les dé un poco de dinero para subsistir.
Así mismo, en la Vieja Habana aparece un flautista entonando melodías al paso de las personas que recorren estos viejos lugares, llenos de recuerdos e imágenes de una vieja arquitectura que todavía al través de los años se mantiene intacta.
En nuestro país, aunque la costumbre no esté tan arraigada, encontramos guitarristas, saxofonistas y otros músicos que captan la atención de locales y extranjeros, en cualquier banco de la calle El Conde y otros puntos.
Esto constituye una práctica muy común y lo más importante de todo esto, es que se pudiera decir que es algo universal, aunque mucho más socorrido en las grandes urbes.
En la parada 42 de Nueva York las religiones no se quedan atrás, los Hare Krishna, por ejemplo, ofrecen sus ritos a la espera de un buen samaritano, que se adhiera a su causa.
Imágenes como estas, muy pintorescas, son un gran atractivo para turistas, y al exponer su arte, de un don que solo Dios sabe dar, mandan un gran mensaje al mundo de que no solo de pan vive el hombre.
Fotos: Carlos Mejía