República Dominicana pueblo de gente buena
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
La mayoría de los seres humanos tienen una extraña tendencia un tanto autodestructiva cuando generalizan.
Digo un tanto autodestructiva, porque irse a los extremos nunca ha sido nada bueno, y más cuando se le falta a la verdad y a lo justo.
Mi discurso siempre ha sido un tanto patriótico, claro, siempre defendiendo las buenas formas y proceder.
Cuando veo que por alguna razón que a nuestro país se le señala, y se le generaliza por algo cuestionable, inmediatamente despierta en mí un sentimiento de defensa.
Nunca he apoyado lo mal hecho, lo malo es malo en todo sentido, no tiene excusas, amerita prevención, más no corrección.
Si observamos a nuestro alrededor, y desde que tenemos uso de razón constatamos como somos los dominicanos, y no por lo que muchos dicen que es porque eres de acá o de allá, en una gran mayoría somos amables, alegres, compasivos, empáticos, condescendientes, colaboradores, desprendidos de lo material, cariñosos, cálidos y protectores con nuestros hijos y parejas, complacientes, pero sobre todo humanos.
Somos así, quién podría decir lo contrario? es cultural, son nuestras características, no es cuestión de sol, playas y arena, es la forma como tratamos los demás lo que nos distingue, lo afirma el extranjero que visita nuestras tierras, si se va quiere volver, y hasta hacen en este país su lugar de residencia permanente.
No puedo negar que en el caso haitiano me molesta un poco cuando escucho decir que en este país se les maltrata, que no se les acoge adecuadamente.
Señores y señoras, solo hay que comparar al haitiano de hoy que reside en el país con el haitiano de antes; de asustadizos, corredizos, y escurridizos, han pasado a ser no solo obreros de la construcción, ni cortadores de caña, son choferes de taxis y de carros públicos, guachimanes, conserjes de torres, ayudantes de empresas, domésticas, médicos y ejecutivos en el área hotelera.
Solo hay que detenerse a verlos por la calle caminando relajadamente, sin miedo, con celulares modernos, jeans y ropa a la moda, con audífonos, gorras, y tenis, haciendo sus compras en supermercados y plazas, y hasta con armas, y casi a todas las haitianas que emigran a nuestro país se les da el privilegio de dar a luz gratis en nuestros hospitales.
Entonces: Cuál es el maltrato? Defender nuestra soberanía no depende de lo que los demás puedan pensar, ni si les cae bien o mal, es hacerles entender que nuestras fronteras tienen un control, y que así como en su país no entra todo el que quiere, en iguales condiciones pasa aquí.
Nuestra Independencia que costó muchos sacrificios, sangre, sudor y lágrimas para aquellos que creyeron en un proyecto de nación, les duele a aquellos que defienden la tierra que es el futuro de sus hijos.
No hablo de que por defender nuestra soberanía lleguemos a abusos, ni de aplaudir causas de aquellos que solo se visten de nacionalistas, o que recuerdan que somos libres e independientes cada 27 de febrero, el asunto es que aunque querramos y con la mejor de las intenciones, lamentablemente no podemos resolverles sus problemas económicos de décadas.
No podemos desplazar de los espacios de trabajo a nuestros dominicanos para dárselos a ningún extranjero, ni de dejar de utilizar en nosotros mismos en su totalidad un presupuesto de salud, solo porque ellos también lo necesitan. Esto no significa que dejemos de ser solidarios, como siempre hemos sido.
Con respecto a un reciente caso registrado en España, no pueden generalizar ni estar haciendo juicios de valor con los dominicanos, solo porque una persona perturbada a quien nadie apoya tomó una desafortunada decisión, sin importarle las consecuencias que esto podía acarrearle, ni el buen nombre del país que la vio nacer.
El dominicano que emigra en su mayoría es trabajador, solidario, se entrega en cuerpo y alma, es progresista, y es el típico empleado que todo el mundo quisiera tener, por lo que se merece todo el reconocimiento y respeto.
Juzguen a esa mujer, aplíquenle todo el peso de la ley, por los demás déjenlos vivir en paz, no son culpables de nada.
Me corre tanto por las venas el ser dominicana, que en lo último que pensaría es en emigrar de mi adorada patria, aunque no juzgo las circunstancias de quien lo hace, para mí literalmente República Dominicana es el país de las maravillas, todo el mundo se conoce, y si trabajas con propósito, puedes vivir como un rey o una reina, podría decir sin temor a equivocarme que este es un lugar del mundo donde se pueden realizar los sueños.
Pienso y Luego Escribo:
Dominicana soy
de mis raíces yo no voy a olvidarme,
soy de una raza tan humilde y tan grande,
que de su espera se hacen rayos de sol.
Letras de Dominicano Soy, interpretada por Fernandito Villalona.