Circula la novela Huracán de Néstor Medrano
Santo Domingo.- Ya está circulando la novela Huracán, del periodista y escritor Néstor Medrano.
Se trata de un libro en el cual el lector es tomado en cuenta para compartir el desarrollo de una trama en la que confluyen la novela negra, el trhiller y la novela literaria de la más sólida tradición en la literatura hispánica.
Huracán está plasmada con toda la formalidad estructural de la mejor tradición de la narrativa hispanoamericana, con una mística de fondo y forma que persigue llevar al lector a una lectura sin complejidades de comprensión, pero con el rigor técnico de la novela literaria, más allá de lo extraliterario.
La atmósfera del libro habla del Haití situado por sus crisis políticas; las tradiciones fatídicas del oscurantismo y los ritos del vudú a los que acude.
Se siente el sustrato de la magia y se palpan los niveles de pobreza y la miseria.
República Dominicana tiene en la trama, la más grave crisis en sus relaciones con Haití, una vez que se sabe de la muerte de Francoise, el hijo del Presidente de esa nación.
Sin embargo, el lector tendrá que jugar con la mente para descubrir al asesino. En el libro se sienten la tensión, la maldad de la gente de poder y la supuración del racismo. Al final de cuentas hay un descubrimiento.
Es una novela de ahora, pero aferrada a los valores literarios de épocas clásicas. Es un material producido con el criterio de respeto al lector.
Es una lectura cruda, con un lenguaje que no guarda las formas y se identifica con la crudeza de una trama vaporosa, virulenta, explosiva, en un mundo que nos acerca sin distancias absolutas a la verdad de una historia, con sus paradigmas y sus prejuicios.
Huracán, tiene en su estructura todo el aliento de la narrativa hispanoamericana de largo aliento y de mayor tradición y en su trama hay una fotografía del Haití caribeño, las relaciones poco sutiles con República Dominicana y un drama de amor imposible que impactará cada vértebra de la emoción.
Sinopsis
El cadáver no identificado de un joven haitiano es descubierto en los terrenos de una torre en construcción de Santo Domingo, propiedad de uno de los hombres más ricos del país.
El agente especial Rafael Meléndez, atípico policía, procedente de un hogar de distinguidos juristas que reniegan de su oficio policial, es encargado una mañana de sábado de ir a la torre en construcción a investigar de qué se trata, y surgen las preguntas, ¿por qué investigar la muerte de un haitiano más, cuál es el interés?
El haitiano muerto es nada más y nada menos que el hijo del presidente de Haití, Francoise Arcinierre. Fernando Albarraza, propietario de la torre en construcción en cuyo terreno apareció el cadáver, tiene junto al empresario Arismendy Torrealba, de Miami, planes para llevar mano de obra barata a Cuba, que en la nueva situación política de esa isla es un prospecto importante en materia de turismo, y para ello Albarraza hace contactos con empresarios haitianos que lo llevan al presidente de Haití para intentar engatusarlo con planes de mejoría a jóvenes sin recursos para educarlos en República Dominicana. Entra en juego Raúl Castro y en menor proporción, su hermano Fidel.
La hija del empresario dominicano se enamora apasionadamente del hijo del presidente haitiano, quien es repudiado de inmediato por el hombre de negocios, pues entiende que Abelizath tiene en su amigo, el presidente dominicano, a un mejor partido, e incluso se la promete.
Esta relación activa una madeja de intrigas en las que incluso se plantea establecer que el hijo del jefe de Estado haitiano conspiraba para matar al presidente dominicano. La muerte de Francoise inicia un proceso de intrigas, asesinatos y persecuciones, cuestionamientos sobre el racismo y las relaciones entre los dos países que amenazan con una conflagración internacional nunca antes vista.
¿Fue el presidente dominicano quién mató a Francoise, o fue Fernando Albarraza? Será el gran dilema de la novela.
El final es sorprendente. Rafael Meléndez inicia por su cuenta una investigación del caso, y luego se une Abelizath. La atmósfera del libro habla del Haití situado por sus crisis políticas, la ocupación de las Fuerzas de Estabilización de las Naciones Unidas (Minustah), las tradiciones fatídicas del oscurantismo y los ritos del vudú a los que acude. Se sienten el sustrato de la magia y de los niveles de pobreza y miseria, además de la gran hipocresía de los mal llamados organismos internacionales.
El lector tendrá que jugar con la mente para descubrir al asesino.
En el libro se sienten la tensión, la maldad de la gente de poder y la supuración del racismo. Al final de cuentas, hay un descubrimiento.
La novela posee matices de la novela negra y se nutre de sus herramientas; es una novela de amor que pasa por las arterias vitales de las relaciones hipócritas entre los dos países, que de manera irregular comparten la misma isla.
Es una historia de pasión que envuelve la magia y la atmósfera de peligrosidad envolvente de dos países del Caribe que comparten un mismo terreno y que está en la mirada permanente de la comunidad internacional, por lo que su interés como Trhiller apasionante atrapará desde el primer momento.
Fuente: Externa