Ante el escarceo de un premio
Néstor Medrano
El enorme escarceo. El mundillo literario dominicano nuevamente en ascuas. Esta vez el disgusto lo ha provocado el veredicto de los premios anuales de novela Manuel de Jesús Galván y de cuento José Ramón López, del Ministerio de Cultura.
Ambos renglones fueron declarados desiertos. Connotados escritores han reaccionado de manera airada algunos, indignados otros.
Muchos se preguntan si es posible que de un elevado número de novelas y volúmenes de cuentos publicados, las bases de este 2018 exigían libros publicados, las del 2019 libros inéditos, ninguno reuniera la calidad necesaria para alzarse con el galardón.
Narradores, entre novelistas y cuentistas con quienes he consultado los últimos días no conciben que tal cosa se produjera.
Cuestionan los criterios expresados o el veredicto, la valoración de los miembros del jurado, e incluso, reclaman del ministro de Cultura, Eduardo Selman, la confirmación de una comisión que investigue a profundidad la decisión del veredicto de novela y cuento. Tal sugerencia se complica si tomamos en cuenta que las decisiones en ese tipo de certámenes son inapelables.
Escritores de amplia y reconocida trayectoria se han referido a este asunto. Creen que es inconcebible que todos los años se genere una controversia de tal magnitud en concursos que deben velar por la más exaltada y notable transparencia. Explican que es inconcebible que todos los años lluevan cuestionamientos en una u otra vertiente del quehacer cultural y quiero referirme exclusivamente al ámbito literario.
Nuestro país vive un gran momento, un instante importante para la creación literaria. Jóvenes autores cada vez más preocupados, con ejercicio serio, de preparación académica, de exploración y manejo del lenguaje, así como del discurso, el desarrollo conceptual y la estructuración de una trama de historias interrelacionadas como la novela, de extensión y tensión en el cuento, sabedores del esquema planteado por el maestro Juan Bosch en sus apuntes sobre el arte de escribir cuento.
Este esquema propugna por la brevedad, un tema central, la intensidad, también comunes a los esquemas de otros dos grandes maestros del cuento latinoamericano, Julio Cortázar y Horacio Quiroga, quienes postularon sobre este género al cual Bosch denominó el tigre de la fauna literaria. Para seguir con el tema, los escritores con los que tuve contacto, me explicaron que fueron desechados libros de gente dedicada, de cuyo rigor y meticulosidad a la hora de dar al público una obra son tan exigentes consigo mismos que llevan a la exasperación.
En procura de esa transparencia, que es una forma de rendir cuentas por una labor realizada y que implica recursos del Estado, aunque suene altisonante y hasta vulgar decirlo, hay que favorecer la revisión de ese veredicto.
Es válido insistir, porque las voces críticas, escritores con quienes mantengo vínculos lector-escritor, cuya obra ya era consumida por mí desde los tiempos inmemoriales del bachillerato, que se forjaron a puro pulmón en medio de las adversidades, las estrecheces y un clima poco propicio para esas actividades de enaltecimiento del cultivo del espíritu y la creación, es decir, son voces que deben ser escuchadas porque tienen un crédito, son artistas. Son creadores y siempre ha estado del lado de las mejores causas del pueblo.
Es de todos conocidos el revanchismo que campea en ese mundillo de hombres y mujeres, sobre todo, las capillas que tanto daño han provocado a las letras nacionales, las exclusiones y el protagonismo por los enormes egos existentes en ese cosmos.
Ojalá que en el caso que nos ocupa no se trate de esas contradicciones interpersonales, de esa lucha caníbal que lleva décadas en nuestro medio.
Un importante número de escritores ha coincidido en el cuestionamiento. Creen inevitable que el ministro de Cultura tome cartas en el asunto. No por presiones en un estamento convulso, de cataclismos internos históricos. Antes que cualquier prejuicio prevalezca, esa revisión de los dos veredictos ya mencionados, beneficiará a los miembros del jurado que actuaron en la decisión.
Lo que se buscaría sería, entre otros aspectos, las valoraciones eminentemente técnicas, la preceptiva del cuento y de la novela y los aspectos fundamentales como el estilo, el tratamiento de los temas, los puntos de vista, es decir, el manejo de la técnica y el dominio del idioma, por encima de valores extraliterarios, disquisiciones personales y enemistades entre jurados y escritores, este punto es muy importante para hacer esa determinación.
La conformación de la comisión es impostergable y por demás, la misma deberá estar compuesta por escritores y expertos de reconocida y probada solvencia moral e intelectual. Tendrán un plazo para la entrega del informe. El prudente para hacer las determinaciones de lugar.