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Mitos y realidades de la violencia
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
La palabra mito proviene del griego Mythos, que significa relato o historia. Se trata de creencias a las que se atribuye una realidad que no tienen y se van transmitiendo de una generación a otra, aunque no sean verdad. Contrapuesto a ello está la realidad.
En pleno siglo XXI, a pesar de los esfuerzos que despliega el Estado y las organizaciones de la sociedad civil en prevenir la violencia, aún persisten en la población falsas creencias que naturalizan los malos tratos, culpabilizan a las víctimas y les imposibilitan salir de esa situación. En esta entrega, pretendo abordar el tema, identificando los 10 mitos más comunes.
No. 1: La conducta violenta es algo innato: Con frecuencia se escucha decir “Es que él nació así”, como forma de justificar al agresor y ante esto nos preguntamos ¿Amable lector, conoce usted a un bebé que haya nacido violento? La realidad es que la violencia es una conducta que se aprende a partir de los modelos familiares y sociales que la justifican como un recurso válido para resolver los conflictos.
No. 2: Las mujeres provocan la violencia de su pareja: Expresar esto es hacer sentir responsable a las víctimas de algo que no lo son, porque la realidad es que el único responsable de la agresión es la persona que la ejerce.
No. 3: A las mujeres le gusta que la maltraten: En ocasiones se escucha decir que si la mujer tiene tanto tiempo sufriendo violencia es porque le gusta, si no lo dejara. Eso es falso, ya que nadie le gusta ser maltratado. Ha de entenderse que la dependencia económica por un lado, el miedo, la vergüenza, el estado de ansiedad y el aislamiento sitúan a la víctima como en un túnel sin salida y no lo denuncian porque tienen la esperanza de que el agresor puede cambiar, manteniéndose en un círculo descrito en 1979 por la investigadora estadounidense Leonore Walker.
No. 4: El alcohol y las drogas son las causas de la violencia: La violencia es un fenómeno multicausal. El alcohol y las drogas son factores de riesgo que pueden agravar el grado y la frecuencia de los maltratos. La realidad es que hay muchos agresores que no consumen bebidas alcohólicas y otros que sí y no son violentos.
No. 5: La violencia verbal no es tan dañina como la física: La realidad es que todas las formas de violencia son muy dañinas y las secuelas psicológicas de la verbal son peores que la física.
No. 6: Los agresores no pueden mostrarse amorosos: Durante la etapa de la reconciliación o luna de miel en el círculo, descrito por Walker, suelen ser súper amorosos, revelando una doble fachada, ya que sin voluntad y ayuda especializada para cambiar vuelven a ejercer sus agresiones.
No. 7: Si aguantas el cambiará: La realidad es que esta creencia hace que la víctima no ponga límites para frenar la violencia a la espera de cambio de conducta, lo que en riesgo no sólo la salud física y mental de la víctima sino de los hijos e hijas que también lo sufren.
No. 8: La violencia intrafamiliar sólo concierne a la familia: La violencia no es un asunto privado, es una problemática social, de salud pública, que atenta contra los derechos humanos, es un delito que no tiene ninguna justificación y que todos y todas estamos llamados a contribuir a su erradicación.
No. 9: Los agresores son locos o psicópatas: La mayoría de los agresores son personas manipuladoras que tratan de controlar y dominar a sus víctimas para conseguir los que ellos desean sin importarle sus necesidades e intereses. Se estima que sólo un 5 por ciento padece de algún tipo de patología.
No. 10: El maltrato es más común en la clase pobre: El maltrato no es una conducta propia de una clase social, ni raza ni edad. Hay muchas familias de escasos recursos que se llevan con armonía. En la clase alta existe la tendencia a cuidar las apariencias y quizás por ello sea menos notorio.
Si usted amable lector conoce de una víctima, bríndele su apoyo. Existen líneas de auxilio gratuitas 24 horas del Ministerio Público con el teléfono 809-689-1202, del Ministerio de la Mujer con 809-689-7212 o 809-200-7212 o 911, que contribuye a que las autoridades intervengan.
Promovemos la paz cuando mantenemos una conducta de rechazo a todo tipo de malos tratos y no lo justificamos con creencias falsas.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida sin Violencia.