Plan estratégico empresarial: Guía para caminar hacia el éxito
Brújula del Éxito
Karina Sánchez Campos
“La mayoría de la gente no planea fracasar, fracasa en planear”. Partiendo de la premisa de que una meta sin plan es sólo un deseo, se debe asumir la responsabilidad que entraña el propósito empresarial, con un marco de referencia producto del análisis y diagnóstico, que permitan conocer la situación actual de la organización, investigación de las necesidades conforme a los servicios o productos que se ofrecen, el público objetivo y su perfil, tendencias del sector, competencia y desempeño del personal para, entonces, trazar los objetivos.
El plan estratégico puede ir orientado a negocio, mercadeo o comunicación, de acuerdo a las necesidades detectadas.
Analizar el entorno en que nos desenvolvemos es el punto de partida para establecer los objetivos, metas que pretendemos alcanzar, con la definición de pautas y medios disponibles para lograrlos mediante las estrategias.
Programar el éxito es garantía de eficacia, porque los objetivos deben ser medibles, contar con los medios adecuados, fijar las condiciones, estar claramente descritos y aceptados por las personas implicadas. De ahí que, en la planificación estratégica se depuren los objetivos requeridos, en correspondencia con las oportunidades y amenazas del entorno, establecidos previamente con los primeros peldaños: análisis y diagnóstico.
El toque de Midas (capacidad de hacer algo potencialmente rentable) en la planeación estratégica, es la identificación sistemática de las oportunidades y amenazas que podrían surgir, junto a otros datos vinculantes que proporcionan lo fundamental para una empresa tomar mejores decisiones en el presente, que le conduzcan a sacar partido de las oportunidades y evitar las amenazas. Se trata de sistematizar para trabajar cotidianamente.
La planeación estratégica es un proceso por el cual los líderes empresariales ordenan los objetivos y acciones en el tiempo, desarrollan un plan calendarizado, estructurado acorde con el tipo de objetivo, que pudiera ser aspiracional, proyectando su marca a futuro, o de negocio, con un fin económico puntual; de mercadeo, definiendo acciones concretas para logros en su área de operación y de comunicación, para determinar necesidades de la marca en cuanto a notoriedad, conocimiento o conexión.
Carecer de un común denominador entre la misión de la organización, sus capacidades y las demandas del entorno, acarrea desconocer su utilidad. Un efectivo plan estratégico es el enlace que aporta balance entre estos aspectos para identificar potencialidades y limitaciones, aprovechando los desafíos y enfrentando los riesgos.
Fortalecer la imagen de liderazgo de la organización y focalizar la atención a su público externo es determinante para lograr una comunicación eficaz, en combinación con el manejo de las fortalezas y debilidades del público interno de la organización, su capacidad con los medios y recursos disponibles, así como los elementos de la estructura interna que podrían limitar a la hora de una mayor exigencia por parte de los públicos. Antes de implementar un plan, se debe considerar si efectivamente la empresa está dispuesta a darle el mantenimiento adecuado.
No se debe poner en marcha un plan al margen del resto de los departamentos de la empresa. Comunicamos lo que somos con lo que tenemos. La comunicación debidamente planificada se convierte en un instrumento de gestión, negociación y control eficaz; como parte de un plan, es gran aporte para orientar la toma de decisiones sistemáticamente, evitando los riesgos que provocan las acciones aisladas infructuosas.
El plan estratégico empresarial debe ser un proceso analizado, continuo y evaluado, para hacer los ajustes requeridos en el transcurso de su ejecución.
Nuestra próxima “Brújula del Éxito”, tratará sobre los obstáculos para desarrollar el plan estratégico y el enfoque de los objetivos. ¡Hasta entonces!