Renacer en amor
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Ayer los católicos conmemoramos el domingo de “Resurrección”, término que se deriva del verbo resurgir, renacer, levantarse, dar nueva vida y la ocasión es propicia para creer que en sociedades distintas, justas, equilibradas y pacíficas podríamos vivir si asumiéramos como prioridad ser parte de la acción y no de la indiferencia, bajo el argumento de que “todo está perdido”, expresión que escuchamos cotidianamente.
Mi Semana Santa ha sido de mucha reflexión, en razón de que me encuentro en reposo post operatorio por la extracción de la vesícula, tras sufrir una pancreatitis aguda. Como mujer de fe doy millones de gracias a Dios, por hacerme sentir que siempre ha estado a mi lado y que cada experiencia que me brinda constituye un regalo de aprendizaje para la vida.
Recuerdo que, estando interna una doctora me dispensó un trato con tanta delicadeza que me llevó a expresarle “usted es muy dulce” y su rápida respuesta fue “Mi padre destila miel”. Esa expresión tocó mi corazón y me ha llevado a pensar en la importancia del amor en la crianza de los hijos e hijas, que los hace trascender como seres empáticos, comprensivos, sensibles, con una nobleza capaz de transformar sus entornos.
Que maravilloso sería si como ciudadanos y ciudadanas nos propusiéramos lo siguiente:
Escuchar más y hablar menos.
Dialogar más y discutir menos.
Comprender más e ignorar menos.
Abrazar más y rechazar menos.
Elogiar más y denigrar menos.
Respaldar más y repulsar menos.
Cuidar más y abandonar menos.
Transformar más es positivo, lo que hemos conservado a sabiendas de sus fallas.
Las acciones llenas de amor, por pequeñas que parezcan, van tocando corazones y transformando vidas y al multiplicarse podemos ir apreciando los cambios de actitud, un mejor manejo de las emociones y relaciones familiares mucho más sólidas.
Si tomamos en consideración la frase del líder hindú Mahatma Gandhi “La vida es como un espejo: si sonrío el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida es la misma que la vida tomará ante mí”, debemos entender que, sólo podemos cosechar lo que con la actitud positiva y la perseverancia hemos sembrado a nuestro alrededor.
En definitiva, es tiempo de resucitar en amor, en destilarlo en nuestros entornos, ya que su poder es tan inmenso, que sólo con él podemos contrarrestar un mundo de maldad, falsedad, envidia e indiferencias.
Vamos a renacer día a día en amor y acciones de paz.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.