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HAGAMOS VIRAL EL AUTOCUIDADO Y ELOGIO
Yanira Fondeur
Promoviendo la paz
Los seres humanos desde temprana edad desarrollamos la capacidad de la sensibilidad, evidentemente unos más que otro, y es por ello que, nuestra capacidad de asombro nunca termina.
Expreso el concepto anterior porque como usuaria de twitter a diario leo como profesionales inteligentes y destacados parecen escribir por impulso, ofendiendo o denigrando a otros, porque sencillamente no toleran sus ideas.
¿Has sentido alguna vez qué con solo ver a una persona te cause un rechazo?
Si es así, es posible que su presencia o pronunciamientos estén relacionados siempre al lamento, crítica y negatividad.
La alegría, el positivismo y la energía de crecer en forma integral como un ser humano es atrayente y hace posible mayor conexión con los demás.
De ahí la importancia de empoderarnos del autocuidado primero, para luego poder empatizar con el sentir que existe en los entornos donde nos desenvolvemos.
Debemos aceptarnos, valorarnos y mimarnos como nadie más podrá hacerlo, sabiendo que, al no ser perfectos debemos potenciar nuestras fortalezas y fortalecer nuestras debilidades.
Reflexionar sobre lo que nos hace sentir felices y dedicar tiempo a disfrutar de esos momentos, ya sea en el campo o la ciudad, en la playa o en la montaña, leyendo un libro, pintando, cantando, bailando, escuchando música, realizando algún deporte, compartiendo un café con la familia o una amistad querida o viendo una película de su preferencia.
Expresemos pensamientos positivos que conlleven a críticas constructivas, ya que denigrar o menospreciar a los demás, lejos de producir cercanía, destruye relaciones y no nos permite un diálogo constructivo y democrático.
Siempre es buen momento para reevaluar nuestras respuestas a todas las acciones violentas y de malos tratos que acontecen nacional e internacionalmente.
Cuando permitimos que los hechos negativos nos produzcan emociones como el enojo, el rencor y el miedo, resulta que no somos capaces de contribuir al fomento de la paz y es por ello que, siempre será importante analizar nuestra actitud.
Resaltemos las muchas acciones de amor y solidaridad que realizan miles y miles de ciudadanos y ciudadanas de corazones nobles.
Permitámonos que, nada ni nadie afecte nuestra paz interior, para seguir así brindando lo mejor de nuestro ser.
Cada día representa un regalo divino para realizar pequeñas acciones de autocuidado, de elogios y de atenciones a los demás, priorizando y prefiriendo la bondad frente a la maldad, la inclusión antes de la exclusión, la justicia a la injusticia y la paz a la violencia.
Nuestro hogar, trabajo, comunidad, sociedad y el mundo necesita diariamente de nuestra luz. Seamos multiplicadores de la cultura de la paz.
Concluyo con una frase que leí recientemente en la Palabra Diaria que dice: “La semilla de la paz crece en mi mente, vida y corazón”.
La autora es la Presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur