Los emprendedores griegos exigen al nuevo gobierno aliviar la presión de impuestos de los últimos años
Un dato elocuente ilustra su sufrimiento en los últimos años: el 59% de créditos bancarios a pymes podrían no ser devueltos, según un informe del centro de estudios de la patronal griega (IOBE) sobre el primer trimestre de 2019.
Francia.- «Una vez pagados mis impuestos, al final del día me quedan en el bolsillo 20 o 25 euros», lamenta el peluquero griego Babis Toumbanos. Como él, son muchos los emprendedores del país que exigen al nuevo gobierno aliviar la presión fiscal de los últimos años.
El flamante primer ministro de Grecia, el conservador Kyriakos Mitsotakis, hereda una economía acribillada de gravámenes, aplicados en la última década para reflotar las finanzas públicas del país en plena crisis de la deuda.
Mitsotakis promete un «renacimiento de la clase media», castigada por los incrementos del IVA y el impuesto sobre la renta, y por la creación, durante la crisis, de un impuesto sobre la propiedad inmobiliaria.
El dirigente anunció por ello que a finales de julio su gobierno presentará un proyecto de ley para en dos años rebajar estos impuestos, y también el de sociedades, del 28% actual al 20%.
Anuncios que desde la calle le piden a gritos, tras las subidas a las que se vio obligado el anterior gobierno de izquierdas de Alexis Tsipras.
«En todas las empresas griegas, durante estos años, el problema han sido los impuestos», asegura a AFP Elena Kouretsi, responsable de márketing en Vitamin Bar, una compañía familiar que patenta en una decena de países máquinas productoras de zumo.
«Aunque tengas trabajo, producción y ventas, al final el 80% va a gravámenes», añade esta joven de 35 años, esperanzada en que «habrá comprensión» por parte del gobierno hacia el empresariado.
Una recuperación lenta –
Las pequeñas y medianas empresas aglutinan buena parte de la clase media griega.
Un dato elocuente ilustra su sufrimiento en los últimos años: el 59% de créditos bancarios a pymes podrían no ser devueltos, según un informe del centro de estudios de la patronal griega (IOBE) sobre el primer trimestre de 2019.
La cifra redunda en una elevada tasa de morosidad en los balances de los bancos griegos, lo que «limita su capacidad de prestar a empresas no financieras y a los hogares», tal como resumió la agencia calificadora canadiense DBRS.
Desde el sector textil, Vasilis Masselos, presidente de la asociación griega de prêt-à-porter (SEPEE), cree que Mitsotakis «ha prometido cosas razonables», aunque matiza que «los problemas son inmensos», empezando por una administración tecnológicamente atrasada.
Explica este empresario que vende bañadores y camisones en Japón, que en su sector las ventas se mantienen un 50% por debajo de los niveles de 2008. «La gente solo compra lo indispensable, y a veces ni eso».
Pero «si la economía crece un 3 o 4% anual [frente al 2,1% proyectado para 2019 por la Comisión Europea], en cinco o seis años puede recuperarse gran parte del terreno perdido», añade.
Un optimismo muy comedido que comparte el ingeniero civil Kostas Kyriazis, activo a sus 68 años en el sector de la construcción, donde el gobierno quiere suspender el IVA durante tres años.
Durante la crisis su pequeña empresa perdió el 60% de sus ingresos, si bien desde fines de 2018 observa «un pequeño crecimiento», que se traduce en renovaciones de apartamentos para alquilarlos en Airbnb.
«Hay muchas oportunidades en Grecia», en particular en el turismo, apunta.
Panayotis Petrakis, profesor de Finanzas en la Universidad de Atenas, calcula que los niveles de prosperidad previos a la crisis no se recuperarán hasta 2025, en un país donde el poder adquisitivo es un tercio inferior a la media de la UE, según la agencia griega de estadísticas, ELSTAT.
En 2018 el consumo privado aumentó apenas un 1%, y los ingresos disponibles «suben muy despacio desde hace dos años, unos 150 euros anuales per cápita. Seguirán subiendo, la cuestión es a qué velocidad», se pregunta, confiado en que Mitsotakis «creará un mejor clima para atraer inversiones».
El factor europeo –
En su afán reformador, Mitsotakis deberá tener en cuenta los condicionantes exteriores.
Al tiempo que recorta impuestos, deberá rebajar la deuda pública, actualmente la más alta de la UE, un 180% del PIB.
Y atender a la exigencia de sus socios europeos de unas finanzas saneadas, con un objetivo de superávit fiscal primario (es decir, excluyendo los intereses de la deuda) del 3,5% del PIB hasta 2022.
A pie de calle, las expectativas se entremezclan mientras tanto con la viveza con que muchos prefieren encarar su día a día.
«Yo no espero nada en especial; lo que espero es salir adelante por mi cuenta», dispara Babis Toumbanos, de 47 años, ojos azules y tatuajes en ambos brazos, sentado en su peluquería en Chalandri, en el norte de Atenas.
«La clave es ser bueno en tu trabajo, ser comunicativo, desarrollarte, ofrecer buenos servicios».
Fuente: AFP