El Agradecimiento
Por Iranna Flaviá Luciano
Pienso y Luego Escribo
Hay ciertas acciones en el ser humano que no son ni ciegas, ni sordas ni mudas, y una de ellas es el agradecimiento.
Esta palabra que tiene una connotación tan noble pero que traspasa más allá de las fronteras de lo predecible es de mucho peso pesado.
Digo peso pesado porque existen personas que aun estando en uso de sus facultades sufren de un tipo de amnesia en momentos que pudieran denominarse auto inducidas.
No les llega ni por enfermedad, ni por la edad, es la impuesta porque es preferido lo comido por lo servido y para qué recordar.
Vivimos en un mundo cambiante, de personas cambiantes, que muchas veces se acercan con el único fin de buscar algún tipo de beneficio.
A veces el solo hecho de estar al lado y relacionarse le beneficia, y se comete un error enorme cuando no ha sido pasado por pruebas llamarlo hermano y amigo.
Soy de las que piensa que el tema de la amistad hay que tomarlo muy sopesadamente; es buena, es compañera, pero siempre es bueno saber hasta qué punto contamos con ella.
Ensayo y error o prueba y error siempre es preciso para conocer tan profundamente esa amistad que ha prometido sobrepasar el tiempo.
Hay una palabra que muchos por orgullo cuando han sabido servirse con la cuchara grande prefieren no decir, y es un simple gracias.
Las gracias para que sean verdaderas tienen que venir acompañadas de un comportamiento que indique que así es como se siente internamente.
Es mucho el desencanto que se siente cuando hemos servido desinteresadamente y se han hecho tantos favores, que una persona simplemente lo ignore.
Lo único que se consigue con ese tipo de actitud es cerrarse las puertas para siempre, y no contar con la colaboración ni el acompañamiento en otras ocasiones.
Muchos desafinan en determinados momentos cuando más se necesitan, y es sencillamente por ser personas carentes de agradecimiento.
Pienso y Luego Escribo: Cuando no se pensaba que había muchos pájaros volando había uno en mano.