Feminicidios versus dengue
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
A partir de identificar el valor y utilidad de las estadísticas como resultados que nos permiten formular y ejecutar puntuales y eficaces políticas públicas, dedico este espacio para reflexionar respecto a las cifras de dos problemas de salud importantes en nuestro querido país, República Dominicana: Feminicidios y dengue.
En los diez primero meses del presente año la Fundación Vida Sin Violencia registra en el observatorio que lleva, a partir de las publicaciones en los medios de comunicación, 54 feminicidios por parejas o ex parejas, en su mayoría de mujeres menores de 35 años.
Mientras que, el último boletín publicado por la Dirección General de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, dado a conocer la pasada semana, registró 34 personas fallecidas por la enfermedad viral del dengue, que es transmitida por los mosquitos en áreas tropicales y subtropicales.
Partiendo de estas cifras mortales, cabe preguntarse ¿Cuál ha sido la actitud y ejecutorias de prevención de las autoridades de Salud en ambos casos?
Observamos que, mientras se dio apertura a una campaña a nivel nacional para minimizar los efectos negativos del dengue, zika y chicungunya, en la cual estuvieron involucrados muchas instituciones gubernamentales, no ha sido el mismo tratamiento dado ante los continuos feminicidios y la gran violencia que existe contra las mujeres en una sociedad culturalmente machista.
Queremos llamar a la reflexión que, si bien es importante desplegar en todo el país campañas preventivas ante enfermedades virales, también la violencia de género constituye un grave problema social que afecta significativamente el desarrollo de nuestra nación y merece contar con campañas educativas de carácter permanente y que no sólo se circunscriban a los meses de marzo y los 16 días de activismo en este noviembre.
Los feminicidios superan por mucho las cifras de muertes por dengue, implican la vida de madres de familia en edades productivas que muchas veces traen consigo los suicidios de sus agresores y en todos casos la destrucción emocional de hijos e hijas, los cuales en algunas ocasiones son testigos presenciales de estos asesinatos, todo lo cual como sociedad no debemos normalizar ni justificar bajo ninguna circunstancia.
La prevención de la violencia machista está en la necesaria trasformación cultural que necesitamos y para ello se requiere de campañas permanentes que inviten a seguir creando conciencia, que la mujer sepa reconocer si está viviendo en una relación tóxica, recuerde lo importante que son las líneas de auxilio, la red de apoyo familiar o de amistades, sepa en qué consiste el círculo de la violencia y de que el silencio alimenta mantenerse en esa relación de malos tratos, por lo que debe denunciar a las autoridades, quienes tienen el deber de garantizar siempre su protección.
No podemos hablar de promoción de paz, si como sociedad no nos involucramos a transformar la manera en cómo nos relacionamos, basada en la educación en valores e igualitaria de niños y niñas desde su primera infancia, pero también exigiendo el compromiso constitucional del Estado de brindarnos una vida libre de violencia.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur