Tendencias de la moda que arrasarán esta primavera-verano 2025
Ser un hombre feminista
Alliett Ortega
Desde mi Perspectiva
Esta semana en desde mi perspectiva quiero hablarles del Feminismo palabra de la cual me siento más que orgullosa, la cual conjuga muchos logros, porque impulsó la única revolución social que triunfó en el siglo XX, la única que sigue mejorando hoy la vida de la gente, y es que el feminismo es la lucha de las mujeres por la igualdad, en la cual el hombre tiene un rol primordial, y activo para continuar cerrando brechas.
Desde mi perspectiva quiero abordar el feminismo desde la integración del hombre, y es que cada vez hay más hombres feministas, y son muy valiosos, es por esto que muchos se preguntan ¿Es el feminismo un asunto solo de mujeres o debe involucrar a los hombres también? ¿Deben los hombres participar en actos feministas, como las marchas de Día Internacional de la Mujer, por ejemplo?, pues les digo que sí, porque los grandes logros que muchas mujeres han alcanzado ha sido por el apoyo de hombres que entienden y comparten nuestra lucha, y es que las mujeres por nuestra cuenta, no podemos conseguir todos los profundos cambios sociales, económicos y políticos que requiere la construcción de un mundo más justo y equitativo. Para lograrlo se necesita la participación activa de los hombres en la lucha feminista, ya sea dentro de la organización como miembros activos o como agentes de cambio externo que apoyen a la causa, con el único objetivo de un mundo mejor, más justo y en equidad de género.
Desde mi perspectiva esta innegable y progresiva conquista de autonomía por parte de las mujeres ha estado provocando en algunos hombres una actitud reaccionaria, la cual los lleva a situarse a la defensiva, celosos de sus privilegios y de un lugar que saben que ya nunca volverán a tener. De ahí que un machismo cada vez más beligerante, y amparado en fratrías de machos que se resisten a perder su hegemonía, esté tratando de ocupar el discurso público. Algunas redes sociales como Twitter son buen ejemplo de ello, de la misma forma que ciertas proclamas de políticos, e intelectuales varones ponen en evidencia el malestar de algunos al sentir que pierden el monopolio de los púlpitos. Ésos que ahora irremediablemente tienen que empezar a compartir con voces y palabras de mujer. Sin embargo, me gustaría pensar que una gran mayoría de hombres están dispuestos a llevar a cabo un ejercicio de autocrítica que desenmascare los privilegios de los que siguen gozando y que desvele su complicidad, por acción u omisión, con el machismo. Sin este proceso de transformación masculina, que pasa por adquirir conciencia de género y por perderle el miedo al feminismo, mucho me temo que nuestras conquistas seguirán siendo parciales y frágiles. Y es que “La igualdad de género también es problema de los hombres”, exige el involucramiento de todos los hombres posibles para que la equidad de género realmente funcione y no sólo quede en teoría. Hay muchas cosas que faltan por hacer para que realmente se sienta la equidad de género, sin embargo, no podemos solas, ésta causa tiene que ser de todos, como sociedad.
Es por eso, la importancia de la adaptación y adaptación de la nueva masculinidad para lograr realmente un cambio sostenible en el tiempo. Es así que el papel de los hombres en la lucha feminista ese vuelve vital y primordial, ya que sin su colaboración es del todo imposible alcanzar la meta de un mundo equitativo. El papel responsable que se espera de los hombres en este sentido es el de comprometerse de manera activa, rompiendo con el modelo tradicional masculino, construyendo nuevos valores y referentes de masculinidad positivos, tolerantes, respetuosos y equitativos.
Desde mi perspectiva ser un Hombre Feminista, no es para cualquiera, es sólo para Valientes. Según señala Luis Bonino: Los hombres Feministas “son acusados por otros hombres de promover la cultura del hombre “blando”, emprender cruzadas junto al feminismo contra la masculinidad, promover el culto a la emoción e impulsar el fracaso masculino”. Es aquí donde me toca explicar que ser feminista no es odiar a los hombres, si hay algo de lo que estoy segura es que sin ellos no podremos seguir logrando cerrar las brechas que tenemos, no es, una tarea fácil: todas (y todos) arrastramos una pesada mochila que el machismo ha ido llenando de costumbres y prejuicios.
Hasta una próxima entrega.