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Impacto de los estereotipos en la participación política de la mujer
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Las mujeres representamos el 51 por ciento de los votantes en la República Dominicana, sin embargo en el país existe mucha resistencia a su aceptación en el ámbito político, desplazándola a un segundo plano.
En pleno siglo XXI, en el que la población femenina aboga por mayores espacios de poder, equidad de oportunidades, paridad en la política y en que sabemos que sin respeto a la igualdad de derechos no podemos fomentar la paz familiar y social, aún queda mucho por concienciar respeto a seguir perpetuando los estereotipos que la definen.
Los estereotipos según la Real Academia Española consisten en las imágenes estructuradas y aceptadas por la mayoría de las personas como representativa de un colectivo.
La semana pasado los medios de comunicación dieron a conocer dos de las tres candidatas a la vicepresidencia en nuestro país, lo cual regocijó a la población femenina tras valorar el derecho a ocuparla, por ser posiciones de poder que permiten implementar políticas públicas beneficiosas.
Sin embargo, en taller ofrecido por la Fundación Vida Sin Violencia con el tema “Generando Igualdad” a alumnos/as de una escuela pública, lamentablemente observamos como fluían cualidades con roles inferiores a los varones, cuando se le cuestionó en una dinámica cómo etiquetarían lo que era una chica.
“Las chicas son delicadas, de piel suave, amables, de rasgos finos y deben caminar bien, son buenas para cocinar, fregar, lavar, embarazarse, cuidar de sus hermanos, molestar y suelen ser chismosa”, fueron las etiquetas ofrecidas por el grupo.
Al cuestionársele sobre los chicos expresaron “son de voz gruesa, fuertes, agresivos, serios, curiosos, morbosos, atrevidos, valientes, divertidos, honestos, creativos, machistas, infieles, deportistas, celosos, inquietos y adictos a los videos juegos”.
Si analizamos estas definiciones estereotipadas en los pensamientos de estudiantes de 11 y 12 años podemos notar las desigualdades que en el imaginario de sus pensamientos prevalece entre el género masculino y el femenino.
Consideramos que estas etiquetas son frutos de la educación que reciben en sus hogares, los centros educativos y los medios de comunicación, en que históricamente no se han visibilizados las luchas de las mujeres.
También nos revelan que como ciudadanos/as responsables tenemos que desde nuestros espacios seguir aportando a crear conciencia de que las sociedades necesitan de la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres.
Podemos ir transformando estos estereotipos, resaltando la participación de mujeres en las diferentes áreas del saber, sus frases célebres, fomentando la empatía con la labor de las demás, destacando los aportes en lugar de las críticas, solidarizándonos unas con otras, en razón de que la escala de poder de una nos representa a todas.
Si ante la ley somos iguales a la población masculina, desde muy temprana debemos educar para que la condición de ser mujer no sea discriminada y así fomentamos las relaciones pacíficas.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur