JCE avanza trabajos para la renovación de la Cédula de Identidad y
Ser mamá, gran bendición
Yanira Fondeur
Promoviendo la paz
Ayer fue la primera celebración de las madres sin contar con la presencia física de la mía, quien partió del plano terrenal a mediados de febrero pasado, dejando en nuestros corazones un legado de eterno amor, bendición diaria, valioso legado de valores y ejemplo de vida.
Agradezco al Señor que nos permitió estar con ella por 83 añitos, el poder acompañarla y apoyarla en su quebranto de salud, la satisfacción de que partió consciente de que cada día le manifestábamos lo tanto que la amábamos, de poder besarla, abrazarla, velarla y sepultarla con el amor y la unión familiar que merecía.
Quienes hemos vivido la experiencia de tener un familiar tan querido en cuidados intensivos, entubado, sabemos con exactitud el sentimiento que arropa a quienes han pasado o están pasando por ello en estos tiempos de crisis sanitaria por coronavirus, en lo que ni visitarlos es posible.
Nos reconforta saber que con su bendición y protección desde el cielo estaremos contando cada día de nuestra vida, contribuyendo a nuestra paz interior tan importante siempre.
Sin duda alguna todas y todos consideramos que la maternidad es una bendición divina, cuando esta se produce al tener la madurez necesaria, de manera deseada y responsable, ya que los retos que sumimos a partir de ser madre son de por vida.
Ser Mamá es amar incondicionalmente, es conectarte emocionalmente con una criatura, a la que durante 9 meses le hablas, canta, acaricia y luego tienes la oportunidad de abrazar y darle tu calor que le llena de protección y seguridad.
Verlos aprender, crecer y desarrollarse se convierte en experiencias que son verdaderos aprendizajes de vida, en las que sus alegrías, tristezas e inquietudes también las compartes y nuestras acciones y orientaciones han de constituirse en los mejores ejemplos que podamos brindarles.
Cuando somos mamá valoramos en su justa dimensión a nuestras madres, sus esfuerzos, desvelos, enseñanzas, cuidados, en fin toda su entrega.
Una madre es un pedacito de cielo en la tierra, la que sin importar la hora realiza la más completas y diversas tareas, desempeñando todos los roles y sembrando los valores necesarios para lograr el buen desarrollo de sus vástagos.
Escuchar con regularidad la frase “Te amo” de Laura, Pamela o Enrique, me hacen sentir una mamá muy bendecida y los tres los saben que es así. Sentir sus manifestaciones de cariño en abrazos, besitos y palabras de amor me llenan de paz y de satisfacción de que, junto a mi esposo, sembramos en ellos todo el amor que recibimos de nuestros progenitores.
Ya casadas las dos mayores, con el privilegio de sentir en sus esposos a dos magníficos hijos, tienen en sus manos la decisión de determinar cuándo van a procrear, contando con una base de valores y trazando sus propias enseñanzas.
También gozo con la maravilla de tener una segunda madre como doña Tatica, amorosa y detallista siempre, gran fuente de inspiración, al igual que mi hermana, cuñadas, primas, amigas y relacionadas, a las que les extiendo un fuerte abrazo virtual de felicitación.
Ser mamá es una inmensa bendición, que se aprende y disfruta con puro amor.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur