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La toma de decisiones bajo incertidumbre
Por Alliet Ortega
Desde mi Perspectiva
Esta semana en desde mi perspectiva quiero tratarles un tema en el cual muchos estamos inmersos actualmente, y es tomar decisiones ante un escenario tan incierto como lo es esta pandemia de Covid-19 en la cual está sumergida la humanidad, tanto en el ámbito profesional como el personal, nos vemos enfrentados a multitud de situaciones en las que tenemos que decidir entre varias alternativas, y es que en su dimensión más básica, un proceso de toma de decisión puede entenderse como la elección de lo “mejor” entre lo “posible”.
Ahora bien, según se defina qué es lo mejor y qué es lo posible nos enfrentaremos a distintas situaciones de decisión, y es que la vida es una continua sucesión de experiencias que ponen a prueba nuestra capacidad para tomar decisiones y adaptarnos a las circunstancias, siempre les he dicho que los cambios conllevan crecimiento y son una excelente oportunidad para tomar consciencia de nuestros valores, necesidades y prioridades, en resumen, para mejorar nuestro autoconocimiento, y que cuando nos encontramos ante situaciones complejas que nos ponen a prueba generamos aprendizajes y crecimientos, lo cual nos hace mejor cada día.
Una de las situaciones que más dificultad lleva a la hora de tomar una decisión es aquella en la que las consecuencias de las decisiones no pueden ser controladas, sino que están sujetas a la aleatoriedad; esta aleatoriedad puede provenir, tanto porque el proceso pueda estar gobernado por el azar, como por una falta de información que nos impida determinar con exactitud cuáles son esas consecuencias.
El contexto en que nos encontramos, por lo tanto, es aquél en que el decisor ha de tomar una decisión ante una situación con diversos estados gobernados por el azar, es por esto que la toma de decisiones es un proceso complejo en el que interviene el razonamiento y la emoción, aunque encontremos un sinnúmero de teorías que nos explican cómo actuar ante cada escenario, la verdad es que antes del análisis racional de los costos y beneficios, actúan las emociones (consciente o inconscientemente).
Éstas nos ayudan a simplificar la información, facilitando la evaluación de la situación, atenuando el conflicto entre alternativas parecidas y acelerando el proceso. Puedo decirles que no siempre tenemos claro qué hacer, especialmente ante decisiones que generan incertidumbre, y es que existen diferentes formas de enfrentar la incertidumbre y éstas dependen de cómo percibimos y procesamos la información.
Desde mi perspectiva te invito a ir conociendo como actúas ante situaciones de incertidumbre, es importante saber identificar cuáles son estas alertas que tu cuerpo activa, y es que cuando valoramos las diferentes alternativas al tomar una decisión, se dan cambios somáticos automáticos (cambios en el cuerpo) en función de las experiencias vividas en primera persona o a través de la experiencia de otros. Es decir, asociamos la situación actual con una experiencia anterior y el cuerpo genera una señal.
Estos cambios provocan un sentimiento positivo o negativo, nos guían en la elección de las alternativas posibles, reduciendo el número de opciones. Es lo que se denomina hipótesis del marcador somático (A. Damásio). En la medida en la que sepas reconocer e interpretar las señales físicas podrás identificar con mayor claridad las emociones y sentimientos involucrados en la valoración de las diferentes alternativas. De esta forma aumentarás la eficacia de este sistema de alerta para, posteriormente, complementarlo con el análisis racional.
Desde mi perspectiva si te centras en el proceso y no en el resultado, si analizas los recursos que tienes para hacer frente ante posibles errores y empiezas a percibir la ambigüedad como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento no será tan grave equivocarse. Pregúntate por qué no te permites equivocarte. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Consideras que tu valor depende de tus logros? Muchas veces la indecisión proviene de la preocupación por la valoración externa, por lo que creemos que pensarán los demás, por la necesidad de agradar y obtener reconocimiento (tengo que., debo de…).
También de la propia autoevaluación negativa que nos impide valorar los datos de forma realista. Busca tu aceptación, respeto y afecto. No podrás gustar a todo el mundo, tus decisiones siempre descontentarán a alguien. Pretender lo contrario te va a llevar a tener experiencias de fracaso, a estar en tensión continua en un intento de atender las necesidades de los demás y a perder tu propia identidad en el camino, y es que te puedo validar que son las creencias que tenemos acerca de nuestras capacidades para resolver los problemas las que influyen más en nuestro comportamiento que nuestras habilidades reales.
Y recuerda que la ansiedad es algo normal, surge de la anticipación de un daño futuro real o imaginario, es un sistema de alerta que tiene como objetivo movilizarnos para evitar, neutralizar, asumir o afrontar un riesgo, y recuerda que la vida tiene infinidad de opciones, no tienes que escoger siempre la que parezca mejor o la opción más cómoda, escoge aquella que te haga sentir más confiado, y cumpla con tu escala de valores. Hasta una próxima entrega.
Twitter: @Alliet