Los consejos de los padres, su valor
Laura Saint-Hilaire
Buzón de mis Reflexiones
Concebir un ser humano depende de la unión de dos personas, un hombre y una mujer. Sin embargo, cuando nos referimos a la formación como persona independiente estamos hablando de los elementos que forjan su educación, carácter, independencia, discernimiento, vocación y estilo de vida.
Estos componentes son desarrollados en el transcurso de descubrir el rumbo de nuestras vidas, cuando procuramos definir lo que somos y queremos para la misma.
Pues ese vaivén de circunstancias son las olas que guiarán nuestro sendero como si fuéramos un barquito de papel y nosotros tenemos la potestad de decidir si seguimos remando o por el contrario nos dejamos influenciar por el ímpetu de las olas, el soplo del viento agresivo o la calidez del sol como la luz del alba.
En palabras llanas somos los arquitectos de nuestro destino por lo que tomamos la decisión de afrontar lo que consideramos y avanzar según el camino que sea más viable para nosotros.
Con este preámbulo me gustaría citar que nada de estas cosas son posibles sino somos concebidos por nuestros padres, es lógico.
Además todo ser humano a lo largo de su vida recibe tres formas de educación, la primera y la más importante de todas a mi entender, es la educación del hogar o de los padres. Este es el punto de partida que definirá nuestros ideales, costumbres, comportamiento social, orientación y supervivencia en la vida.
La segunda es la educación académica que nos hará capaces de socializar con otros individuos, tener concienciación y conocimientos culturales, destreza escolar que es la primera fase del camino para encontrar el hilo conductor de nuestra profesión o desempeño laboral.
Por último, la tercera, es la educación que nos brindamos a nosotros mismos, partiendo de que somos seres con aptitudes, y gustos diferentes, pues entorno a ellos iremos moldeándonos para ser útiles. Esta educación se basa en la introspección.
Si colocamos en una balanza cuál de estas tres formas de educación es la superior de todas, tendremos como resultado la educación del hogar o de los padres, ya que de esta depende en gran manera el que recibamos las demás.
Los padres tienen a su cargo el porvenir de sus hijos. De ellos proviene nuestra forma de expresarnos o hasta la manera en la que caminamos.
Por supuesto debemos tomar en cuenta el factor genético, pues este significativo segmento de ADN no solo explica las enfermedades hereditarias, nuestro parentesco físico o si caminamos tongoneando como nuestra madre.
Esto es un tema serio y que al momento de dos personas unirse y tener hijos deben tomarlo muy en cuenta, ya que define nuestra reacción o impulsos ante un momento dado, con un sin número de cosas que pueden ser transmitidas para bien o para mal.
Dicho esto regresamos al tema principal: Los padres.
Los padres son los guías predilectos de nuestra vida, son el soporte para mantenernos erguidos, de ellos dependemos completamente; tanto en el aspecto sentimental como la comprensión de elementos que necesitamos tener, para ser seres útiles socialmente.
Su valor es incalculable puesto a todos los sacrificios, esfuerzos y amor desmedido que nos brindan con tal de forjar un mejor porvenir para nosotros.
Considero que este valor va más allá de la eternidad y que solo puede ser honrado mediante el amor recíproco y la obediencia.
Los padres, debido a su experiencia, contienen el recurso más abastecedor y grato que cualquier persona puede recibir… “Los consejos”. Estas tertulias cargadas de buenas intenciones son fundamentales para poder crecer.
Todos hemos escuchado o leído el refrán “El que se lleva de consejo muere de viejo”. Pero esto no es simplemente un refrán, es un mandato bíblico y lo comparto a continuación: “Reten el consejo, no lo dejes, guárdalo, porque eso es tu vida”.
Me apego firmemente a que los sabios consejos de nuestros padres son música para nuestros antipatías cuando sabemos comprenderlos y ponerlos en práctica. Pues nadie en la vida va a querer lo mejor para nosotros que nuestros padres. Y esto queridos lectores es un VALOR inenarrable.
Quien se deja instruir por sus padres y les honra le va bien en la vida y precisamente ese es el mensaje de hoy.
No podemos decir que todos somos agraciados al tener padres responsables o ser instruidos por personas que quieran lo mejor para nosotros, pero estos guerreros que no tienen esos seres de luz, son los que más nos enseñan a valorarlos y a no quejarnos por lo que nuestros padres no pudieron hacer por nosotros.
Al contrario, nos dejan la gran lección de que a pesar de no tenerlos; valoran absolutamente su historia y están dispuestos a cambiarla siempre para bien.
La vida tiene color y sentido gracias a los PADRES.
Agradezco a nuestro lector Ramón Méndez por sugerirnos este tema.