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¡Aprendiendo a ser padres!
Aprendiendo a ser padres
Karla Dewindt
Hace unos días nuestra hija Elena cumplió sus 4 añitos. Ese día no fue solo especial para nuestra peque sino para nosotros sus padres, ya que nosotros también cumplimos 4 años en nuestro camino de aprendiendo a ser padres, ser padre es un camino difícil con muchas altas y bajas, donde dejamos de pensar en nosotros y nuestros hijos se convierten en la prioridad.
En estos 4 años hemos experimentado y aprendido algunas cosas las cuales quiero compartir con ustedes:
No debemos compararnos con otros padres, cada familia desarrolla su propia cultura y vive de ella, lo que funciona para una familia, no necesariamente tiene que funcionar para otra.
Lo ideal no existe, tenemos que ser como el camaleón, hay que ser flexible, tolerante hay que estar preparado para cualquier cambio o situación los niños son impredecibles.
Pensar en beneficio de nuestros hijos se convierte en un instinto primario ante cualquier toma de acción. ¡Yo hago lo que sea necesario para que nuestra hija coma saludable, si para que coma vegetales, se lo tengo que dar simultáneamente con un rico baño de burbujas, así será, así funciona en mi familia!
Desde pequeños hay que ir retroalimentando nuestros hijos. Hay que estar con ellos para decirle lo que está bien o mal, aceptable, inaceptable. Los valores se enseñan con nuestro ejemplo, ¿Cuáles son los valores que queremos transmitirles a nuestros hijos? ¿Cuáles son los valores que reinan en nuestro hogar? Hay que ser conscientes nos guste o no somos sus modelos, tenemos que demostrar nuestro mejor comportamiento delante de ellos.
La paciencia es la clave, habrá muchas situaciones que atentaran con nuestra paciencia y muchas veces esas situaciones son provocadas por nuestros peques pero igual como en todo hay que mantener la cordura, recordar que ese pequeño ser humano es nuestra más grandiosa creación y a la vez tenemos que enseñarles a ellos que la paciencia es la clave. Cuando estamos frustrados por nuestros problemas personales que son universales y descargamos consciente o inconscientemente en ellos, les estamos dando nuestras frustraciones sin las herramientas de la edad y sabiduría que hemos adquirido con el paso de los años.
¡Y por último y los más importante nuestros hijos necesitan de sus padres, de nuestro tiempo! Ellos no van a ser chiquitos todo el tiempo, llegara un momento donde ya no van a querer estar con nosotros. Y lo que menos queremos es que nuestros hijos se sientan huérfanos de padres vivos.
¡Un abrazo!
La autora es mamá, Psicóloga Clínica, especialista en atención temprana y terapia ABA para el tratamiento de los trastornos del espectro autista. Es directora del Centro Aprendo, centro dedicado a trabajar con niños/as con autismo y dificultades relacionadas.
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