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Una perra se escapa cada día para hacer guardia en el hospital donde está ingresado su amo
EN TREBISONDA, TURQUÍA
Boncuk ha acudido a diario hasta la puesta de sol mientras no le han dado el alta
Ella nunca lo sabrá, pero sus seis día de guardia frente al hospital están dando la vuelta al mundo. La perrita Goncuk no soportaba estar separada de su dueño, que ingresó la semana pasada en un centro hospitalario de Trebisonda. El primer día, siguió corriendo a la ambulancia. Con la preocupación escrita en la cara, Goncuk se escapaba cada día de casa para personarse a la entrada de Medical Park, donde su amo, Cemal Sentürk, se sometía a una operación para eliminar un coágulo del cerebro.
Según un vigilante, Muhammet, el can aparecía a las nueve de la mañana y no abandonaba la guardia hasta la puesta de sol. «Se asomaba cada vez que se abría la puerta». El personal sanitario, pronto se ofreció voluntario para darle de comer y beber.
La perra aparecía a las nueve de la mañana y no levantaba la guardia hasta la puesta de sol
MuhammatPortero del hospital
Al atardecer, la hija o la esposa de Cemal se la llevaba a casa, con idéntico resultado al día siguiente. Afortunadamente, la operación ha sido un éxito y anteayer le dieron el alta al paciente.
«Está encariñada conmigo y yo con ella y también la he echado mucho de menos», ha dicho Cemal, de 68 años, desde su silla de ruedas, algo sorprendido por la expectación ante una noticia humana. O, en fin, canina.
A Goncuk, claro está, le faltaban patas para dar saltitos de alegría y dientes para mordisquearle las zapatillas a su amo, mientras agitaba la cola. Cemal, aún recuperándose, es apenas algo más de consciente de la súbita fama de su mascota, de Londres a Washington. «Goncuk es como nuestro quinto hijo desde hace nueve años. Y lo entiende todo», asegura.
El cariño de los turcos por los perros solo lo supera su absoluta devoción por los gatos. Boncuk (pronunciado Bonyuk) significa perla o abalorio, como las cuentas contra el mal de ojo (nazar boncuk) aún tan populares en lo que fuera Asia Menor. Para Cemal, desde luego, no ha sido un mal talismán.
Fuente: La Vanguardia