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La Autolesión no suicida (ANS), en los adolescentes (Primera parte)
Josinell Martínez, @josinellmartinez
Neuropsicóloga clínica
Si bien es cierto que a través de los años, el trastorno de autolesión no suicidad se estableció como una problemática de gran relevación a nivel psicológico, clínico y social debido al aumento en su prevalencia y a un conocimiento más amplio sobre esta conducta, entendiendo sus consecuencias y diferentes factores predisponentes.
El término autolesión no suicida (ANS), actualmente figura como la propuesta de diagnóstico en el DSM-5 la cual la definió como un daño corporal intencional y autoinfligido que no está socialmente sancionado (por ejemplo: el uso de piercings o tatuajes) y carece de intención suicida.
Existen evidencias en relación de la autolesión no suicida (ANS) en quienes la practican como una tentativa suicida en el sentido de buscar un medio de alivio y de hacer frente a la situación, con la que se mantiene en lugar de poner fin a su propia vida (Walsh, 2012).
La ANS es una práctica que afecta principalmente a adolescentes de 12 a 17 años. Hay informes de niños de 8 a 10 años que la practican, sin embargo, lo son en menor medida. Además, los investigadores han encontrado pruebas de imitación de las ANS, en las que el comportamiento es imitado por otros en una comunidad específica (Walsh, 2012; Walsh & Rosen, 1985). Mucho ha cambiado en el panorama social relacionado con la autolesión, incluyendo la popularidad de compartir imágenes en medios digitales; los programas de televisión, las películas y las canciones que representan la ANS; y las celebridades que revelan el uso de la misma, esto genera interés en los adolescentes en copiar esta práctica.
Según Nock (2009) identificó tres razones por las que algunos individuos eligen la ANS: (a) como resultado del aprendizaje social de los medios de comunicación, los amigos y la familia; (b) como una forma de castigo a través del abuso autodirigido; y (c) como un medio de señalización social, o para comunicarse con los demás (especialmente cuando otras formas de comunicación no son efectivas o ser aceptados en un grupo específico).
Mientras que los criterios del DSM-5 (APA, 2013) para el trastorno conducta autolesiva no suicida destacó tres posibles funciones: (a) aliviar los sentimientos y las cogniciones negativas, (b) abordar las dificultades relacionales, y (c) estimular sentimientos positivos.
Este es un trastorno muy común que ha venido en aumento en los adolescentes. La práctica de las ANS puede ser un método de “manejo de las emociones “o “regulación de emociones”, más accesible, asequible y fácil de ocultar en comparación con otras estrategias como el abuso de sustancias. Y está tomando más auge entre los adolescentes.
Las consecuencias de la conducta autolesiva no suicida son alteraciones físicas y psicológicas, así como el suicidio porque, aunque estos dos términos no significan lo mismo, sí están relacionados entre sí. Lo que puede provocar que quien la práctica se sienta más vulnerable para tomar una decisión, como el suicidio.
Segunda parte: el manejo de esta patología, la prevención, signos- síntomas de alarmas, intervención psicológica.