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Jubileo de la Virgen de la Altagracia
Por Leonor Asilis
Rincón Digital
El pueblo dominicano está de fiesta, celebraremos todo un año, a partir del 15 de agosto.
La razón?
El 15 de agosto de 1922 coronamos a la Virgen de La Altagracia como nuestra Protectora.
Es decir, que se cumplirá el primer centenario de su coronación.
La ceremonia religiosa el 15 de agosto en esta Arquidiócesis de Santo Domingo, inicia a las 4:00 PM con un acto breve en la Puerta del Conde, presidido por nuestro Arzobispo Mons. Francisco Ozoria Acosta.
Simultáneamente se hará un Rosario a la Virgen desde las Ruinas del Hospital San Nicolás de Bari, ubicado al lado del Santuario de la Altagracia y la apertura de la Puerta Santa y Eucaristía a las 5:00 PM.
Desde el momento que se abra la Puerta Santa, el Santuario se constituye en lugar de peregrinación y durante todo el año, los peregrinos podrán visitarlo y, con ello recibir la gracia y el perdón o indulgencia.
Esta significativa ceremonia de apertura será transmitida por varios medios:por el canal matriz Televida, el canal católico de la familia, Vida 105.3, Radio ABC 540 AM entre otros.
Tomando en cuenta que escribimos sobre un medio también digital, el cual navega hacia otros mares y latitudes, pudiese existir en el globo terráqueo alguien que no conozca sobre nuestra devoción.
Hablemos un poco sobre Ella.
María de la Altagracia, es una de las advocaciones que protege a nuestro país, República Dominicana, bajo su divino manto. No fue casualidad que nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, fuese en su vida terrenal devoto de Ella, tanto así que llevaba sobre su pecho una medalla con su rostro en su honor.
Es mi intención expresa dedicar estas líneas a señalar la gran filiación de nuestro pueblo con su Madre.
Son múltiples los favores y manifestaciones visibles de agradecimiento de tantos devotos de la Virgen de la Altagracia en los distintos templos a Ella dedicados, por supuesto, el más grande en nuestra tierra, en Higuey, en la provincia que por Ella lleva su nombre. De hecho, se construyó dentro del recinto de la Basílica, a su lado, un museo de arte donde a través de lienzos de arte un pintor de varios siglos atrás recogía testimonios de favores realizados por Dios a través de la intercesión de la Madre.
Asimismo, otra sala con abundancia de dones de innumerables fieles con cartas testimoniales de los milagros. Es obvio que la gran mayoría de dichos testimonios no están registrados en dicha sala, sino que están esparcidos en tantos corazones que laten de agradecimiento y amor ante una Madre tan amorosa y solidaria.
Nuestra advocación ha conquistado el corazón de los dominicanos por tantos favores concedidos, por su intercesión en nuestra historia, y que cada día otorga a quienes acuden a su maternal protección.
A Ella, le confiamos con renovada fe su poderosa intercesión por nuestra nación. Otros detalles de su afinidad a nuestra nación.
Los colores del sagrado lienzo son los mismos de la Bandera dominicana. Según nuestros historiadores, el día 16 de julio de 1838, lunes, día del Triunfo de la Santa Cruz y del movimiento revolucionario redentor de todos los dominicanos le fue puesto a Duarte en el pecho, por su madre Manuela Diez y Jiménez, un mullido y pintado detente, con la imagen de la Virgen María en su advocación altagraciana, trajeada aquella con los colores que iban a ser los dominicanos.
La imagen de Nuestra Señora de Altagracia tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces; el 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío Xl y por el Papa Juan Pablo II, quien durante su visita a Santo Domingo, el 25 de enero de 1979, coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la virgen, primera evangelizadora de las Américas.
Hoy más que nunca se hace urgente que imitemos a la Virgen María, madre de Dios y madre nuestra. Ella, quien estuvo en medio de grandes pruebas supo sobrepasarlas gracias a su fe y fidelidad. República Dominicana, un país cuya fe es fuerte y está plasmada en nuestro escudo que reza Dios, Patria y Libertad y que ha sido fiel desde sus inicios en el respeto a la vida y a la familia como Dios la ha concebido, está siendo fuertemente atacada para tratar de resquebrajar sus cimientos.
Al momento de escribir estas líneas, en una estrategia maligna de esquivar las responsabilidades que como senadores le correspondía conocer el código penal ya aprobado en su mayoría por los diputados, en custodia responsable del don y derecho más importante que es la vida, un grupo de irresponsables decidieron ausentarse y abstenerse y poder así conseguir que no hubiese sesión legislativa y en consecuencia, intentar que perimiera ese esfuerzo loable de interacción de dicha cámara y sociedad civil.
Desconozco el destino que seguirá a continuación. Lo que si sé, es que este pueblo, creyente, con moral, y sobre todo nobleza no está solo.
Ni intereses pecuniarios, ni grupos especiales, ni organismos internacionales lograrán que este pueblo se corrompa.
No saben aquellos que tienen intenciones de entrar el crimen al país de matar, quitar la vida a los seres más débiles porque no se pueden defender por sí mismos, me refiero a los niños y niñas en el vientre de sus madres, es que República Dominicana cuenta con la mejor aliada y abogada nuestra.
Es Ella, la Virgen de la Altagracia. A Ella le seguimos suplicando interceda por los destinos nacionales. A nosotros nos basta creer, esperar y amar, y el milagro se realiza siempre.
Aquellos que son de otras diócesis, sepan que aunque la coronación de la Virgen de la Altagracia fue en Santo Domingo, su celebración como Dominicana que es, también será celebrada en todas las diócesis del país y también en el extranjero.