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El sano amor brinda paz, no ansiedad
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Febrero es el comúnmente llamado mes del amor, de la amistad, la conmemoración de la fundación de la Patria y el carnaval.
Sin embargo, en el nombre de ese puro sentimiento, el amor, cada año son asesinadas decenas de mujeres y adolescentes.
Es por ello que, desde este espacio de promoción de paz, recordamos la necesidad de seguir creando conciencia en nuestras jóvenes para que desde el noviazgo aprendan a identificar esas primeras señales de violencia.
Vale recordar para comprender la magnitud de la violencia que, tan sólo en el año 2021 fueron asesinadas 10 adolescentes, entre 14 y 17 años, por quienes dijeron amarla y prometieron respetarlas.
Por lo general en el noviazgo, las señales de dominio pasan desapercibidas, en razón de que las jóvenes las confunden con las manifestaciones de amor, piensan que si las llaman constantemente demuestran que la quieren en demasía, sin embargo lo que ocurre es que poco a poco van controlando su tiempo, con quienes se juntan y la hora es que están disponibles para ellos.
No descartamos que sea en una sola dirección, también hay jóvenes que reciben control de parte de sus novias en mucha menor proporción, y de lo que se trata en cualquier caso, es de lograr permanecer en una relación que genere a ambos bienestar y no malestar.
Hace muchos años conocí una joven a quien le llamaremos Ana, quien vivía en un romance permanente porque su novio le hacía regalos constantes y la invitaba a salir y ella creyendo en el amor romántico pensaba que vivía un sueño.
La relación comenzó a cambiar al cabo de un tiempo y Pedro, el novio, vivía en constante queja, culpabilizándola de todo lo que pasaba cuando no lograba hacer su voluntad.
Ana, risueña, amistosa y bailadora, fue convirtiéndose poco a poco en una joven triste, temerosa, llena de ansiedades y con insomnio. La relación fue desgastándose y se peleaban y se arreglaban constantemente.
Decidida a terminar con la relación, Ana le comunicó que ambos tomaran caminos diferentes, pero Pedro amenazó con suicidarse si ella lo hacía y a partir de ese momento la acosaba frecuentemente, incluyendo los encuentros que hacía con sus amigas, por lo que Ana confió lo que le estaba sucediendo a su madre y juntas procedieron a denunciarlo a las autoridades.
Su caso, gracias a Dios no terminó en asesinato, por contar Ana con una red de apoyo, que le advirtió la tóxica relación en que se encontraba con Pedro y del daño que le afectaba su estabilidad emocional.
De esta experiencia debemos reiterarles a las jóvenes que, antes que nada, deben valorarse, crear límites claros y saber que es quien agrede el único responsable de sus acciones.
Asimismo deben reconocer que si están perdiendo su esencia y sosiego en una relación, no es conveniente seguir con ella y buscar apoyo en su entorno familiar y de amistades.
El amor sano respeta, apoya, escucha, es cómplice de los proyectos, no intimida, no avergüenza y mucho menos nos quita paz interior.
¡Que viva el buen amor siempre!
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur