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El compromiso de la Alianza
EDITORIAL
En las sociedades civilizadas la mejor manera de afrontar una agenda común que involucra acciones dirigidas a la colectividad, es aplicando mecanismos de diálogos y acercamientos.
La construcción de ideas emanadas de largas jornadas de trabajo entre los representantes de las máximas autoridades del Estado repercute de una u otra manera en la formulación de tomas de decisiones, que, llevadas a la práctica, pueden transformar a la sociedad.
Los esfuerzos desplegados hasta ahora por los presidentes de República Dominicana, Luis Abinader; de Panamá, Laurentino Cortizo Cohen y de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada en la creación de la Alianza para el Desarrollo en Democracia inspiran a confiar en la ejecutoria de este nuevo mecanismo integracionista.
Los tres mandatarios latinoamericanos han sido coherentes en reconocer y defender un mayor acercamiento político y comercial hacia Estados Unidos, conscientes de que es un aliado histórico con el que debemos seguir cultivando y profundizando buenas relaciones.
Desde esa perspectiva, delinearon conjuntamente con las comisiones de funcionarios y empresarios representativos de esas tres naciones reunidas en San José, Costa Rica, varios puntos comunes entre ellos, trabajar por el crecimiento económico, temas de los derechos humanos y valores democráticos.
La Declaración de San José, suscrita por los Ejecutivos de las tres naciones latinoamericanas consideraron prioritario el fortalecimiento de las cadenas de suministro regionales, como forma de viabilizar y agilizar el comercio bilateral.
En otra medida, reconocen a los Estados Unidos de América como aliado estratégico de esta Alianza, con quien República Dominicana, Costa Rica y Panamá comparten los objetivos comunes de fortalecer, en democracia y libertad, la competitividad, el desarrollo socioeconómico y la creación de empleo, a través del comercio y la inversión.
En verdad, los países democráticos de América Latina que mantienen tradicionales vínculos con la potencia del Norte, deben ser incluidos en las carpetas decisivas que les permitan ser competidos y alcanzar mayores beneficios en los intercambios comerciales.
Desde ese punto de vista, la Declaración recoge un importante acuerdo suscrito con el gobierno de Estados Unidos.
“En este contexto, comunicamos el acuerdo alcanzado con los Estados Unidos de América, para trabajar juntos en el fortalecimiento de nuestra integración económica, la promoción de mayores flujos de comercio e inversión, la reducción de vulnerabilidades presentes en las cadenas de suministro y el aprovechamiento óptimo de la proximidad geográfica de nuestros mercados, y la coincidencia de intereses entre nuestras naciones”, expone el manuscrito rubricado en Costa Rica.
Aguardemos ahora, que las deliberaciones y acuerdos fijados en esta nueva reunión de la Alianza para el Desarrollo en Democracia, se traduzcan en hechos concretos en beneficio de los pobladores de las comunidades que representan.
Que así sea.