El registro de nacimiento es un derecho fundamental
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Registrar el nacimiento de un niño o una niña es un derecho fundamental que les permite inclusión social y desarrollo psicológico.
El sub-registro de nacimiento, cuyas estadísticas son desconocidas, y que afecta hasta familias enteras, revela sin duda alguna la penosa situación de los excluidos socialmente, además de que violenta el derecho que tienen de vivir una vida plena y en paz, por causa en su mayoría de desconocimiento o imperdonable descuido.
Antes de que nuestra Constitución lo estableciera, somos signatarios de la Convención de los Derechos Humanos que obliga a través del registro civil identificar a toda persona con un nombre, nacionalidad, domicilio, estado civil y sobre todo el identificar a sus progenitores, derecho que resulta del reconocimiento de su personalidad jurídica.
Es por ello que vemos muy oportuno y necesario el reciente acuerdo de Macro Cooperación para el Registro Oportuno de Nacimientos suscrito la pasada semana entre la Junta Central Electoral, el Ministerio de Salud Pública, la Dirección General de Programas Especiales de la Presidencia, el Servicio Nacional de Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia República Dominicana, que tuvo como testigo al Presidente de la República, licenciado Danilo Medina.
Dicho acuerdo permitirá desarrollar una serie de actividades en diferentes ejes que facilitarán el acceso a las oficinas del registro y harán más efectivo dicho servicio, medidas que necesariamente contrarrestan las limitaciones y obstáculos que inciden en el sub-desarrollo a nuestra querida nación.
En el marco del acuerdo, el presidente de la Junta Central Electoral, magistrado Julio César Castaños Guzmán, externó que solo el pasado año fueron declarados 204 mil nacimientos, de los cuales 65 mil fueron tardíos, es decir un 32 por ciento, lo que muestra la realidad a la que como ciudadanos y ciudadanas no podemos ser indiferentes, esto así por la complejidad y costoso de este procedimiento.
Basta preguntarnos con qué paz puede vivir un ser humano sin identidad, sin la posibilidad de gozar de sus derechos constitucionales y sin la fuerza moral para defender su origen, lo cual genera un estado emocional de stress, ansiedad y vergüenza, que lo alejan de una vida libre de violencia.
Para complementar este magnífico acuerdo, soy partidaria de que el Senado de la República termine de aprobar en segunda lectura el proyecto de Ley de Paternidad Responsable, que facilitaría el registro de los padres en el acta de nacimiento de los niños y niñas.
La autora es Presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.