El cambio de juguetes infantiles por misiles plásticos en EE. UU.
Manuel Díaz Aponte
Atlanta, Georgia.- ¡Absurdo!, en Estados Unidos un menor no tiene derecho a comprar una cerveza en un establecimiento comercial, pero sí le permite adquirir un arma de guerra como el AR-15.
Ese mortífero fusil, precisamente, fue usado por Robert Crimo, de 21 años, a quien la Policía acusa de haber disparado más de 70 veces matando a siete personas e hiriendo a treinta, durante un desfile por el día de la Independencia de EE. UU, el 4 de julio último, en Highland Park, localidad cercana a Chicago.
Los investigadores de esta nueva tragedia localizaron mensajes en las redes sociales del autor del hecho que retratan su perfil agresivo marcado por antecedentes violentos.
Sólo en lo que va del 2022, más de 22.400 personas han muerto por armas de fuego, incluyendo los suicidios en el territorio estadounidense, según la página web Gun Violence Archive.
Aquellos inofensivos juguetes que adornaban los espacios de los niños en sus viviendas ahora tienen grandes “competidores”, los misiles plásticos y carros de asaltos que van moldeando la mentalidad de esos infantes.
Negocio Ensangrentado
Muchos menores en la sociedad norteamericana apenas en el umbral de sus vidas comienzan a ver las mortíferas armas de fuego vendidas al público en tiendas esparcidas por el país.
Hasta los adultos quedamos hipnotizados con los atractivos exhibidores de pistolas, ametralladoras, fusiles de asalto y revólveres “al alcance de todos”.
De lejos parecen piezas “inocuas”, sin embargo, son poderosamente destructivas y ejemplifican la terrible contradicción de una sociedad moderna y super desarrollada que no logra poner límites a un negocio tan dañino al alcance de la población civil.
Su crecimiento es un reflejo del esplendor de la próspera industria de las armas cuya poderosa Asociación Nacional del Rifle, fundada en la ciudad de Nueva York (1871), es capaz de torcerle el brazo a quienes se oponen a sus lucrativos dividendos.
El fantasma de ser víctima ante una bala disparada por algún menor o adulto en cualquier ciudad de Estados Unidos, lo pude vivir recientemente estando en Atlanta. Sentado en un restaurante o centro de diversión por mi mente en ocasiones cruzaba el temor de ser impactado.
Esa sensación, sin embargo, no la tuve en el Truist Park, hogar del conjunto de Grandes Ligas los Bravos de Atlanta, porque allí antes de ingresar cada espectador tiene que pasar por un sistema de seguridad electrónico.
Si las escuelas y universidades norteamericanas aplicaran ese dispositivo de seguridad en sus áreas de acceso, se evitarían las tragedias que frecuentemente producen esos tiroteos.
Hobby Asesino
¿Cómo se explica que los coleccionistas de armas exhiban orgullosamente en sus viviendas como si fueran trofeos estos artefactos tan mortíferos? ¿Qué pasa por sus mentes cuando inclusive ponen en riesgo sus propias vidas y la de familiares?
Expertos de la conducta advierten sobre las consecuencias de esta descomposición social en la sociedad estadounidense, coincidiendo que de no ponerse freno a la proliferación de esos artefactos se levantaría una muralla incontenible.
Hasta qué punto las películas y series de televisión difundidas en EE. UU. han contribuido a crear una cultura de violencia en esa sociedad, cuyos ingresos per cápita son mayores que los de América Latina y otros países del mundo.
Los principales resultados económicos de un país pueden observarse en su producto interno bruto. O sea, la cantidad total de todos los bienes y servicios vendidos en el país. El producto interno bruto mundial en 2021 fue de alrededor de 12.374 US dólar per cápita. En cambio, el PIB en los Estados Unidos alcanzó 69.370 dólares estadounidenses por habitante.
Amazon tiene en el mercado estadounidense juguetes en modelo de plástico militar similar a los utilizados por el régimen de Kim Jong-un en Corea del Norte, así como piezas de corto alcance de lanzamiento de misiles balísticos en vehículo modelo de rompecabezas.
Son los padres de familias de Estados Unidos los que deben trazar la pauta en sus hogares con los juguetes que compran a sus hijos.
Hoy en día la industria mundial del juguete es diversa y variada enfocada no tan solo a satisfacer nuevos mercados, sino inclusive, a orientar y educar a los menores. Por tanto, no hay razón para que un padre entregue o permita a un hijo menor de edad “divertirse” con un fusil de guerra en las manos.
Cultura Bélica
Por supuesto, esos padres viciosos en el consumo de drogas no tienen la higiene mental para saber qué tipo de juguetes deben manipular sus vástagos.
¿Por qué no poner fin definitivo a los tiroteos masivos en las escuelas y lugares de esparcimientos en el territorio norteamericano?
Alrededor de 40,000 personas mueren cada año en EE. UU. a consecuencia de lesiones por armas de fuego, y muchas más resultan heridas.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha mantenido una lucha tenaz para que se prohíban las armas entre la población, y recientemente, obtuvo un triunfo tras promulgar el nuevo proyecto de ley de control de armas, considerada la pieza legislativa más importante en treinta años.
«Aunque esta legislación no incluye todo lo que quiero, sí incluye medidas que he pedido durante mucho tiempo y que salvarán vidas», dijo Biden.
La cultura bélica que arropa a gran parte de la comunidad estadounidense es preocupante porque envuelve a las generaciones del presente y futuro.
El autor es periodista y profesor de Comunicación.