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Noviembre: mes de la familia
El hogar ha de ser un lugar seguro, en donde debemos sentir que somos queridos, esperados, en un ambiente de paz, amor y respeto.
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Este martes inicia noviembre, mes dedicado a la familia y la eliminación de la violencia contra la mujer.
Propicia es la ocasión para preguntarnos ¿Cómo marcha la nuestra y qué cambios debemos hacer para que se fortalezca la armonía en ella? Siempre partiendo de la realidad de que no hay familia perfecta.
Para responder esta interrogante debemos antes cuestionarnos: ¿Cómo nos estamos relacionando con nuestros seres queridos a puerta cerrada?, ¿Es nuestra comunicación asertiva o crítica?, ¿Utilizamos un tono de voz mesurado o alterado?, ¿Somos constantemente críticos o estimulamos a nuestros seres queridos? y ¿Comparamos a nuestras parejas, hijos e hijas con otros o nos sentimos bendecidos con los mismos?
Las respuestas correctas deben partir de tener presente la popular frase de que “cosechamos lo que sembramos” y esto así porque no se trata de mostrarnos felices y unidos en las redes sociales, a pesar de que, cuando tenemos un reunión familiar cada integrante permanece aislado con su celular.
A lo que deberíamos aspirar amables lectores es que nuestra familia sea nuestra principal empresa y la mejor escuela de formación posible, en la que el respeto a sus miembros prevalezca, aunque los criterios no sean compartidos totalmente.
No es la cantidad de tiempo que le dediques a tu pareja, hijos u otro familiar con quien convivas, sino de la calidad de ese tiempo, el interés en compartir proyectos de vida en común, los detalles, abrazos y cuidados mutuos lo que marcan las diferencias.
La familia ha de construirse como un especial equipo, que las alegrías, penas, sueños y proyectos sean compartidos y fluya la armonía, en la que cada miembro esté consciente y agradecido de esa especial red de apoyo incondicional que tiene en cualquier momento de su vida.
Se trata de mantener vivo el amor por nuestros familiares, ese sentimiento especial y noble que nos invita a mantener el compromiso, la lealtad, valoración, empatía, comprensión, solidaridad y otros valores esenciales en las sanas relaciones.
Si deseas un sano desarrollo para tus descendientes debemos mantener relaciones de buen trato, disciplinando con coherencia y límites claros, estimulando siempre el ser humano para que brinde su mejor versión.
El hogar ha de ser un lugar seguro, en donde debemos sentir que somos queridos, esperados, en un ambiente de paz, amor y respeto.
Sin embargo, no es la realidad en muchos hogares de nuestro país y el mundo, en donde mujeres, niñas y ancianos son menospreciados y violentados día a día en sus derechos.
La familia constituye un tesoro de vida, donde debemos sembrar el amor, abonar cada día y multiplicar alrededor, en razón de que nos brinda alegrías, calidad de vida, salud y motivación para desarrollarnos con toda la paz que merecemos.
Aprovechemos este mes de la familia y no escatimemos esfuerzos en mantenerla más fuerte, a través de los valores y la igualdad de derechos que debe prevalecer entre sus integrantes, promoviendo la convivencia en paz.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur