Tío Sam: ¿Dónde está El Caribe?
Manuel Díaz Aponte
Cuando Cristóbal Colón emprendió sus viajes conquistadores hacia 1492 surcando las tierras que posteriormente fueron identificadas como tesoro del Descubrimiento del Nuevo Mundo, todavía Estados Unidos de América estaba lejos de convertirse en la actual primera potencia mundial. Era un escenario en el que la geopolítica se concentraba en el predominio de la territorialidad, apoyándose para ello, obviamente, en el uso de la fuerza.
Los estadounidenses, para la época, se regían bajo las directrices de las trece colonias que lideró el entonces poderosísimo imperio del Reino de Gran Bretaña hasta alcanzar su independencia con la rubricación del Tratado de París, acontecimiento histórico antecedido por enfrentamientos entre tropas británicas, milicias y personas civiles francesas, españolas y norteamericanas.
Si EE.UU. no se hubiera independizado de Gran Bretaña con el liderazgo protagónico de George Washington no fuera la nación tan poderosa e influyente como lo es hoy en el mundo, ni mucho menos, estaría liderando los espacios económicos, políticos y militares en el firmamento mundial.
De la misma manera, aunque guardando distancia por razones obvias, si nuestros Padres de la Patria, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez no hubiesen gestado el movimiento independentista que tuvo su clímax la noche del 27 de febrero de 1844, hoy no existiera la República Dominicana y sin ese legado histórico y patriótico imperecedero, hoy no fuéramos la nación pujante, democrática y progresista que somos.
Aquí estamos en la Región del Caribe, “en el mismo trayecto del sol”, como bien lo inmortalizó nuestro Poeta Nacional, Pedro Mir, y ahora nuevamente amenazada por las mismas potencias que en otrora vinieron a buscar riquezas materiales y que sepultaron a nuestros pueblos originarios, pero esta vez, la intromisión es diferente, buscan destruir la soberanía nacional, apelando a una cuestionable “solidaridad” con Haití, el territorio más empobrecido y enflaquecido institucionalmente del hemisferio occidental.
Se intenta, además, socavar nuestros avances económicos, políticos, culturales e institucionales que nos sitúan como el país de mayor crecimiento de la región y uno de los más visitados por turistas de diferentes latitudes alrededor del mundo.
Nuestra accidentada historia es muy parecida a la que vivieron los pueblos originarios de Cuba, Puerto Rico, Bahamas, Barbados, Jamaica, Antigua, Barbuda y Haití donde el imperio colonial irrumpió para crear nuevas estrategias de dominación y control, mancillando de ese modo, culturas, creencias y sistemas productivos autóctonos.
¿Qué se busca ahora, especialmente desde la óptica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y del propio gobierno del presidente estadounidense Joe Biden y su política hacia la zona caribeña? Pues, alentar y propiciar esquemas de fronteras arrasadas, donde la identidad nacional sea una quimera, suplantada con el establecimiento de asentamientos de refugiados violentando el legítimo derecho y normas legales de cada Estado de decidir soberanamente a quien acoge en su territorio, bajo el pretexto del respeto a los derechos humanos de los inmigrantes.
¿Por qué Estados Unidos no propicia un clima de pacificación en Haití con la participación del liderazgo político y empresarial de allí que permita retomar el camino de la institucionalidad y seguridad ciudadana, tal como ha insistido en diversos foros internacionales, el Presidente de la República Dominicana, Luis Abinader?
Primero trataron de desacreditarnos con el tema de las haitianas embarazadas y supuestos maltratos de éstas en los centros hospitalarios públicos, donde el Estado dominicano ha invertido sólo en lo que va de este 2022, más de 10 mil millones de pesos, según lo informó el ministro de Salud, Daniel Rivera. Ahora, retoman los ataques diciendo que la Dirección General de Migración supuestamente está devolviendo en los operativos de repatriación a menores sin el acompañamiento de sus padres indocumentados.
Respuesta contundente
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana respondió oportuna y contundentemente al comunicado “Alerta: Reforzamiento en curso de migración en República Dominicana”, emitido por la embajada de Estados Unidos en el país, el pasado sábado 19 de noviembre, al indicar, que se trata de un texto que contradice la excelente relación bilateral que existe entre República Dominicana y Estados Unidos en todos los ámbitos: político, económico, militar, social y de cooperación, ya sea en materia de narcotráfico, trata de personas, contrabando de armamentos y municiones, corrupción o lucha contra la impunidad, entre otros.
Sostiene, que “nuestro país es el primer socio comercial de EE.UU. en el Caribe y el sexto en Latinoamérica. Hemos sido uno de los aliados más confiables de Estados Unidos en el mantenimiento de un sistema internacional libre, abierto, próspero y seguro para todas las naciones. En ese tenor, fundamos la Alianza para el Desarrollo en Democracia, para promover los valores democráticos y los derechos humanos”.
Plantea, asimismo, que, desde el inicio del presente Gobierno, hemos denunciado ante la comunidad internacional de manera reiterada y sistemática la alarmante situación en Haití, agravada desde el magnicidio del presidente Moise, sin que esta haya tomado las medidas apropiadas para enfrentar la explosiva realidad humanitaria, social y política en el vecino país, que afecta gravemente la seguridad nacional de República Dominicana.
“Desde hace varios lustros, el grueso de la carga ha recaído, en particular en términos migratorios, sobre nuestro país. Una parte importante del presupuesto de salud dominicano actual se dedica, de manera gratuita, a la población extranjera, primordialmente haitiana: el 32,4 % de las camas de maternidad de nuestros hospitales públicos; el 10,3 % de las emergencias; el 14,9 % de los internamientos; el 9,8 % de las cirugías; el 8,3 % de las consultas”, expone el documento de las autoridades dominicanas.
RD no aguanta más
El Gobierno advierte que el país no aguanta más la presión económica y sanitaria que representa el desborde de la inmigración haitiana razón por la que tiene que aplicar las repatriaciones de los ilegales, actuando, así como todo país soberano que repatria a la población extranjera en situación migratoria irregular, incluyendo a EE.UU.
“A título de contraste, la misma administración Biden ha deportado a Haití, entre febrero de 2021 y febrero de 2022, más de 20,000 migrantes haitianos”, enfatiza el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana en su posición ante las críticas formuladas por la Embajada estadounidense en Santo Domingo al abordar las repatriaciones de haitianos.
En cambio, el obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, condenó lo que definió como amenazas internacionales y cuestionamientos a la República Dominicana con acusaciones de racismo, y advirtió que “internacionalmente hay muchos sectores que nos están amenazando, cuestionando sin ningún razonamiento, simplemente por noticias falsas, por cuestionamientos fabricados. ¿Cómo decir, que nosotros los dominicanos que vinimos de integración de raza inglesa, francesa, española, tenemos matiz racista?, eso es falso de toda falsedad”, sentenció.
Representantes de los principales partidos políticos nacionales, el Instituto Duartiano y entidades de la sociedad civil reaccionaron condenando y rechazando la posición de la delegación diplomática de EE.UU. en el país, e incluso, integrantes de la Mesa de Coordinación de la Revolución Duartiana realizaron un piquete en la sede de la ONU en Santo Domingo, exigiendo de la entidad respetar la soberanía del pueblo dominicano y condenando la actitud del alto comisionado para los Derechos Humanos, Volker TúrK.
Defensa a los dominicanos
Afortunadamente, la representante del Banco Mundial para la República Dominicana, Alexandra Valerio, entiende que la migración haitiana no debe ser una solución única de los dominicanos, sino de la comunidad internacional.
Más que eso, ha sido muy atinada la solidaridad externada hacia los dominicanos por el congresista de los Estados Unidos, Adriano Espaillat, al visitar al Presidente Luis Abinader en el Palacio Nacional, y quien calificó el comunicado de la embajada estadunidense como una “alegación maliciosa” contra el país, demandando al mismo tiempo, que sea retirado por la administración de Biden.
Anteriormente, la estadounidense de origen cubano María Elvira Salazar, integrante de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, defendió a República Dominicana tras la «acusación racista» hecha por la delegación norteamericana en contra del país ante supuestas violaciones a los derechos humanos contra haitianos ilegales.
Todo ello indica, que el país y sus autoridades tienen buenos amigos internacionales que les defienden ante la infamia y los intentos de querer pisotear y destruir nuestra hermosa nación. ¡NO LO PERMITIREMOS!