Los encuentros familiares unen y alegran

Yanira Fondeur

Promoviendo la Paz

La celebración del Día de los Padres permitió a muchas familias reunirse para compartir la bendición de conmemorar el día, proporcionando esos reencuentros la unidad y alegría que fortalecen la armonía.

Los abrazos, las felicitaciones, los recuerdos compartidos, las capturas de fotografías del momento, los brindis y las amenas conversaciones hacen de esos momentos especiales un gozo inolvidable.

Y es que cuando nos reunimos con los seres queridos sentimos que el tiempo pasa muy rápido y quedamos con gran placer interior cuando nos separamos.

He tenido la bendición de compartir recientemente dos encuentros familiares superespeciales.

Uno fue la celebración de los 93 añitos de mi segunda mamá, doña Tatica, un ser de puro amor, quien a pesar de su salud limitada, al sentir la presencia de gran parte de la familia se mantuvo despierta y atenta, llegando a aplaudir y dar las gracias al cantarle cumpleaños feliz.

Reencontrarnos con  cuñadas, cuñados y sobrinos queridos nos hicieron recordar fechas memorables como los 24 de diciembre, que son tan familiares.

Sin duda alguna, los encuentros en el seno familiar constituyen legados que los adultos podemos ir dejando en la memoria y en el corazón de los más jóvenes y pequeños.

Sabemos que cada día es un regalo de vida y compartirlo con cada miembro de la familia nos aporta calidad de vida.

El segundo encuentro lo celebramos ayer, Día de los Padres, junto a nuestro adorado progenitor Francisco Fondeur Núñez, quien a sus 91 añitos goza de una memoria prodigiosa y es un ejemplo a seguir en su accionar respetuoso, solidario,  responsable, trabajador, honesto, cariñoso ysiempre pendiente a cada miembro de la familia.

Admiramos de mi padre su vitalidad, ya que se mantiene dirigiendo su finca, que ha sido desde su juventud una pasión de vida, está actualizado de todo el acontecer nacional e internacional y realiza diariamente ejercicios moderados de bicicleta estacionaria y pesas para mantener la masa muscular.

Verlo sonreír no tiene precio, por lo que tratamos de que cada encuentro familiar le proporcione paz y felicidad.

No hay familias perfectas, pero la unión de las nuestras, en que sabemos que los esfuerzos realizados por educarnos en valores,  nos sostienen,  fortalecen, nos brindan buen ejemplo y nos enorgullece.

Es reconfortante tener una familia donde las alegrías, penas, inquietudes y esperanzas son compartidas y comprendidas.

Que vivan los reencuentros familiares que nos proporcionan gozo y paz.

La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.

@Yanira_Fondeur