Ahora, ¿qué hará la ONU con Haití?
Manuel Díaz Aponte
La 78 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) escuchó claramente la advertencia de la República Dominicana sobre la peligrosidad que representa para la región la trágica, sangrienta y terrorífica realidad que vive Haití.
Ese vehemente llamado ya tiene el apoyo de la principal potencia mundial, después de que el presidente Joe Biden levantara su voz en el pleno de la ONU.
Dicho todo, ahora ¿qué medida asumirá el Consejo de Seguridad de la ONU en ese devastado y desestabilizado territorio?
La llave de una salida a la crisis la tiene este mecanismo integrado por cinco países miembros permanentes como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China. Los dos últimos países se oponen a una intervención armada en Haití.
En su elocuente y bien ponderado discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente Luis Abinader advirtió que: “Haití hoy no solo sufre una tragedia medioambiental, sino también una inestabilidad política y social que puede convertirse en una amenaza para toda la región. No me es grato recordar el llamado que hice hace dos años atrás a esta Asamblea General, cuando dije: «Desde que este gobierno asumió el poder, hemos venido anunciando la posibilidad de que la situación haitiana pueda desbordar las fronteras de ese país, incidiendo como un factor de inseguridad en la región. De ahí la necesidad de que esta comunidad de naciones asuma de una vez y por todas, el tema haitiano como uno de altísima prioridad y de permanente seguimiento.»
Abinader ha liderado la voz de alerta a la comunidad internacional para que vaya en auxilio de los haitianos dejando claro que la indiferencia puede marcar el detonante entre la pacificación y el recrudecimiento del caos.
Se abre en el horizonte caribeño una esperanza alentadora de una acción conjunta en territorio haitiano por parte de una coalición internacional, después de la adhesión de Estados Unidos a la postura de República Dominicana.
En efecto, el presidente estadounidense Joe Biden al hablar en la sede de la ONU se unió al clamor que desde hace más de dos años mantiene su homólogo de República Dominicana, Luis Abinader, para que la comunidad internacional envíe hacia Haití una fuerza conjunta de pacificación a ese territorio.
¿Cuál será la respuesta del Consejo de Seguridad de la ONU ante el llamado de este peso pesado de la política mundial?
La coherencia y firmeza exhibida por el mandatario dominicano frente a la dramática e insostenible anarquía haitiana comienza a levantar la atención de los poderosos del mundo.
Tercera Advertencia
Por tercera vez desde que asumió las riendas del Estado el 16 de agosto de 2020, Abinader implora desde la ONU, en Nueva York, a la comunidad internacional para resolver la crisis política-institucional de Haití.
Tan firme ha sido su postura, que, en el plano local, los sectores políticos que le adversan han callado en evidente demostración de que las autoridades dominicanas manejan atinadamente el conflicto en el vecino territorio.
De hecho, más del 90% de la ciudadanía está cónsona con el gobierno dominicano en lo que tiene que ver con la protección y seguridad desplegada en el litoral fronterizo.
Otro ángulo de gran dimensión en la disertación del presidente Abinader en la ONU, fue cuando abordó el aspecto medioambiental en la Isla de la Hispaniola señalando que:
“Al observar la isla de La Española desde el espacio – ¡háganlo desde su celular a través de Google Earth! – se percibe una diferencia palpable y desgarradora: una mitad verde y floreciente corresponde a la República Dominicana, que ha priorizado la conservación y gestión sostenible de sus recursos naturales. La otra mitad, desprovista de esa rica cubierta forestal, refleja el dramático paisaje deforestado de Haití. Esta frontera natural no es solo una lección geográfica, sino un potente recordatorio de lo que le espera al mundo si continuamos ignorando las alarmas de la naturaleza”, advirtió.
Fichero Diplomático
La consistente posición de la República Dominicana en torno al conflicto haitiano en el complejo ajedrez de la política y diplomacia en los foros internacionales ha levantado una reacción de Estados Unidos.
El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken y el presidente de Kenia, William Ruto, dialogaron el jueves para ultimar detalles sobre la misión internacional que la nación africana se ha ofrecido a liderar para combatir la crisis de seguridad haitiana.
Kenia ha ofrecido desplegar 1.000 agentes para respaldar a la policía de Haití en respuesta a una petición formulada por las autoridades haitianas.
De su lado, el presidente Abinader desplegó una intensa agenda diplomática en Nueva York, reuniéndose con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterrez, a quien solicitó redoblar esfuerzos para el envío de una misión de seguridad en Haití.
Igualmente, tuvo encuentros bilaterales con el primer ministro de Canadá, Justin Pierre James Trudeau; con su homólogo de Kenia, William Ruto, tras la cual definió al país africano como un nuevo amigo de República Dominicana.
Ambos países suscribieron un Memorándum de Entendimiento sobre Consultas Políticas, y el Acuerdo Marco de Cooperación. Su rubricación estuvo a cargo de los cancilleres de República Dominicana y Kenia, Roberto Álvarez y Alfred Mutua, respectivamente.
El ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, ha tenido también una activa jornada de contactos y reuniones dentro del marco de la 78 Asamblea General de la ONU. Allí, hizo un llamado al Consejo de Seguridad de ese organismo mundial a aprobar urgente resolución con mandato amplio para una fuerza de seguridad en el vecino territorio haitiano.
Otro encuentro importante del presidente Luis Abinader fue con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en el que ambos analizaron la desestabilización prevaleciente en Haití y su repercusión en la región.
Mientras continúa el cierre de la zona fronteriza con el despliegue de efectivos del Ejército Nacional en labor conjunta a través del ministerio de Defensa, autoridades haitianas han continuado la construcción de un canal para desviar las aguas del río Dajabón.