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A mayor educación más concienciación sobre problemática de la violencia contra las mujeres
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Que, en pleno siglo XXI, un 53 por ciento de la población (muy especialmente hombres) consideren que la violencia doméstica es un asunto privado, nos motiva a pensar que es necesario redoblar los esfuerzos para crear conciencia de que es público y que no asumirlo así la justifica.
La penosa cifra fue dada a conocer por el Barómetro de las Américas, un proyecto de investigación que analizó muestras en 34 países de América del Norte, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, argumentándose que es una problemática normalizada por ser tema privado.
Amables lectores, hace más de una década que desde las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil estamos sensibilizando a la población para que dejemos de seguir mencionando que “en pleito de marido y mujer nadie se puede meter”, una frase asumida culturalmente por nuestros antepasados, que debe desaparecer.
La problemática de la violencia contra las mujeres es eminentemente social y gracias a la red de apoyo que representan los familiares y vecinos cercanos ha sido posible que no se materialicen muchos feminicidios.
Para sólo mencionar un caso, la semana pasada en las redes sociales se hizo viral un video en el que un hombre intentó lanzar de una cuarta planta a su pareja y gracias a la rápida intervención de los residentes en el condominio pudieron salvarla de esa tragedia.
Conocer de una acción violenta y mantenernos indiferentes argumentando que es un asunto que no nos compete, nos hace cómplice de la misma y de sus resultados trágicos.
La falta de intervención oportuna hace que la víctima se encuentre en un mayor riesgo de perder su vida y en muchos casos hasta la de sus hijos, manteniéndola en un estado muy vulnerable, al no contar con una ayuda en medio de todo el miedo, la ansiedad y tristeza a que son sometidos.
Resulta inadmisible y preocupante que, en el mismo informe se precise que siete de cada diez personas consideraron que las mujeres necesitan permiso de sus parejas para poder visitar a sus familiares y amistades.
Insistimos siempre es que amor no es control y que en relaciones sanas lo que debe prevalecer es respeto, confianza, comunicación asertiva, empatía y solidaridad, entre otros valores.
Una cosa es informar a tu pareja que visitaras a tus parientes y otra muy diferente es tener que pedir permiso, cuando tenemos todo el derecho del universo a compartir nuestro tiempo con familiares y relacionados en un ambiente de armonía y alegría.
En definitiva, la educación es determinante para lograr una transformación social en que rechacemos la cultura patriarcal y demos pasos a la igualdad de derechos de hombres y mujeres que nos permitan convivir con más justicia y paz.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur