A propósito de las inundaciones de Santo Domingo: “Si haces esto, no te quejes de esto”
Quizás así no tendremos otros Jochy (José Antonio Batista), desesperados por llegar a atender a su hija, y desapareciendo en medio de una inundación urbana provocada por las lluvias.
Por Jorge E. Rizek
El sábado recién pasado, luego del torrencial aguacero que causó estragos en el Distrito Nacional y otros puntos de la geografía del país, nos volcamos, como de costumbre, principalmente en las redes sociales, a emitir simples juicios sin sentarnos a pensar en las razones y causas que pudieran causar semejantes estragos en nuestro diario vivir.
Siempre advierto, que en las redes sociales hay que tener cuidado con el inmediatismo y la desinformación.
Circularon imágenes de personas arrojando desperdicios a las calles, así como filtrantes y desagües tapados
¿Todos estamos claros de que los residuos sólidos urbanos esparcidos causan lentitud en nuestro sistema pluvial? ¿Sabemos que las lluvias los esparcen haciendo de cualquier pedazo de territorio un vertedero flotante? ¿Son estos realmente los causantes de tanto desastre? La respuesta es un rotundo NO.
Según estimaciones, Santo Domingo ha pasado, en las últimas cuatro décadas, de una población y flujo de personas de un millón diario, a unos cuatro millones.
Pero más significativo ha sido el crecimiento de horizontal a vertical, que sustituyó rápidamente una familia de 5 personas y, quizás dos vehículos, en un espacio de 600 metros cuadrados, por una torre de 6 a 8 pisos, con 16 familias, 30 vehículos, y no menos de 48 personas.
La densidad poblacional, el incremento del tráfico vehicular y el irrespeto total a los reglamentos de uso de suelo han causado que la ciudad crezca sin planes eficientes para manejo de cualquier asunto municipal.
Este problema recae directamente sobre autoridades del pasado y presente, por no realizar una labor correcta con la creación de un plan territorial y velar por su aplicación.
Cuando repetimos el cliché “No te quejes de esto”, lo estamos mal utilizando. No pienso que la queja debe ser el arrojo de basura a las calles, las cuales producto de inexistentes administraciones municipales y de capacidad en las posiciones de rigor, nos mantienen en un Distrito Nacional, en el cual no existen zafacones municipales, donde no hay brigadas especiales que circulen recogiendo los residuos sólidos mal dispuestos.
Tampoco existe una planificación estratégica de acciones específicas que permitan un mantenimiento a los imbornales y cloacas, donde no se ha realizado un estudio real del flujo de las aguas para ir progresivamente mejorando las infraestructuras que ya son más que obsoletas.
La mejor prueba de esto la vemos fácilmente en la “Laguna de la Churchill”, un hoyo sin dueño ni doliente localizado en el tramo de la Charles Summer con Heriberto Núñez, y que durante más de 30 años ha representado la desgracia de todo un sector.
Escuelas, viviendas, empresas de diversas áreas y hasta instalaciones de congregaciones religiosas amanecieron el domingo inundadas, ante la tristeza y desamparo de aquellos que con esfuerzo han construido sus estructuras.
Pero cargarle la culpa a la actual administración municipal sería injusto. La responsabilidad es mía, suya, de todos.
Nosotros que durante cuatro décadas hemos permitido dirigir nuestros votos hacia comunicadores, merengueros, artistas, líderes de programas de variedad y políticos sin preparación alguna, experiencia. Se han elegido a personas que ni siquiera han realizado un curso básico en municipalidad, desarrollo territorial, manejo de residuos sólidos urbanos o cualquiera de los temas vitales que hacen una municipalidad.
Lo que sí hemos elegido es un grupo de personas expertas en hacer carrera mediática, expertas en uno de los grandes males heredados en generación tras generación del “dao”, “la fundita” y en la actualidad,el abrazo de algún funcionario con toda una producción cinematográfica que lo resalte.
Ha primado que ciudadanos, votantes, no estén interesados en cuestionar lo realmente importante, que son los planes de gobernanza municipal, y eligen por pasión, o simple rechazo a cualquiera que pretenda hacer una campaña basada en aspectos técnicos y acciones medibles. Se ha preferido la simpleza y el fervor del fanatismo.
Arrastramos males tan arraigados como el del tránsito, que nos posiciona como una de las tres naciones con más muertes por accidentes de tránsito al año.
Es un país donde el parque vehicular se incrementa a razón de un 10.1% anual promedio en los últimos 10 años, Las avenidas se ven constantemente reducidas por construcciones que irrumpen sus espacios, por la facilidad de obtención de un permiso de conducir, por un sistema de consecuencias que más que educar y obligar al individuo a asistir a programas de manejo, se basa en una fuente de recaudo para el Estado representado en dos instituciones altamente ineficientes como el Intrant y la Digesset.
Del error de la ciclovía a una solución
Nuevamente el deseo de mostrar lo que se hace es mayor al de pensar seriamente en las implicaciones y repercusiones de lo mismo, y para esto dejo un solo ejemplo anunciado con tanto intensidad, de la autoría de las actuales autoridades municipales y el actual director del Intrant, la llamada Ciclovía.
No hay que ser experto ni buscar asesores costosos para admitir el error de la creación de un programa dirigido a una población que menos del .01% utiliza este vehículo como medio de desplazamiento, y enfrascarse en mantenerlo, defenderlo y hasta castigar severamente a quien irrumpe en el mismo es sencillamente soberbia.
Por qué no utilizar este intento fallido y de su hipótesis crear algo realmente novedoso, por qué no restablecer sus barreras un poco más rígidas, y expandirlo a las vías más transitadas y grandes avenidas, luego convertirla en una motovía.
Así de simple se tomaría un fracaso y se llevaría a programa exitoso que evitaría innumerables accidentes de tránsito, protegería más vidas eliminando los zig zag en medio de vehículos, con todo el riesgo y estrés que significa para los conductores.
Lo sucedido el viernes es reflejo de nuestras decisiones en las urnas, no en nuestras decisiones diarias o falta de educación evidente en cada momento.
Demuestra la incapacidad no solo de crear planes eficientes por parte de nuestra Alcaldía, sino sobre todo la indiferencia de aceptar sus errores y permitir acercamientos con personas con la capacidad y el deseo de aportar a su país y en este caso muy especialmente de nuestro Distrito Nacional.
Así que vecinos del Distrito, antes de hacerte eco posteando fotos o frases que castigan el ego, la moral, y remueven las fibras de todos nosotros entendamos que no debemos ser tan severos al juzgarnos unos con otros, cuando en nuestro hábitat no existe un plan que se aplique de emergencia ante los fenómenos atmosféricos para recogida de los residuos sólidos urbanos.
Mucho menos existe la limpieza inmediata de los imbornales y registros, la evacuación o advertencia con monitoreo de las áreas históricamente débiles como aquellas de la cañada de Los Ríos y Altos de Arroyo Hondo II, donde las mismas autoridades que al día siguiente montaban impresionantes operativos de fiscalización vial y que a diario nos castigan con su “viabilizacion” de avenidas con sus semáforos en perfecto estado se esfumaron dejando a la población a su merced.
Seamos críticos, pero no con nuestro día a día, sino al momento de cuestionarnos a quien le regalamos nuestro voto; seamos críticos y exigentes hablando con la verdad y sin miedo a convertirse en un paria al momento de decir públicamente lo mal hecho o lo que ni siquiera se hizo en algún ámbito.
Y sobre todo, seamos propositivos con nuestros planteamientos así sea en una red social, pues creo firmemente que algún día los jackets, las funditas, los abrazos ensayados, y las visitas a zonas de desastres pueden cambiar por ruedas de prensa informando que los daños y efectos fueron mínimos por los planes ejecutados.
Así que ya sabes, “no te quejes” de la basura en las calles, quéjate contigo mismo de aupar y defender autoridades que no desarrollan adecuadamente su función y que no contratan los perfiles adecuados porque estos no son miembros militantes de sus filas.
Quizás así no tendremos otros Jochy (José Antonio Batista), desesperados por llegar a atender a su hija, y desapareciendo en medio de una inundación urbana provocada por las lluvias.
El autor es ingeniero industrial, presidente de Rizek Vidal Recycler’s.
Foto externa