A ti, Virgen de Fátima
Por Leonor Maria Asilis
Rincón Digital
Madre querida, me complace sobremanera dirigirme hacia ti en el día en que la humanidad celebra un aniversario más (103) de tu visita especial a nuestro mundo a través de tres niños,en Cova de Iria, Portugal. (Lucía, Jacinta y Francisco hoy ya reconocidos en santidad).
Hoy más que nunca cobra valor tu mensaje, el llamado a nuestra conversión, que es lo mismo a decir, nuestra vuelta a Dios.
Gracias, porque nos advertiste de los peligros que nos envolvían, y que evidentemente nos arropan en esta humanidad contaminada por el pecado.
Sin embargo, nos animas a mirar al cielo y a levantar nuestra oración, unida a ti, abogada nuestra, a través del rosario, para pedir misericordia a Dios para que se apiade de nosotros gracias a tu Hijo Jesús por quien nos llega la Salvación.
Hoy en tu fiesta, que estoy segura abundan las gracias, te pido en nombre de todos los que confiamos en tu eficiente labor de intermediaria que abogues sobretodo por nuestra conversión y que en medio de estos sufrimientos que nos ha tocado vivir podamos sentir el consuelo divino y nunca más apartar la mirada al mensaje de salvación que Jesús nos trajo y tu constantemente nos recuerdas.
Ayúdanos a ser mejores cristianos, a ser solidarios, a buscar el bien constantemente y a actuar en amor alejándonos del pecado, del odio y malquerencias.
Concédenos la gracia de mirarnos hacia dentro y ver nuestras faltas y ayúdanos a enmendarlas y caminar en santidad hasta el día en que nos toque partir de este mundo.
Haz que brille la esperanza en medio de estas tinieblas, y que el Espíritu Santo nos conduzca a Jesús.
Evoco las palabras de Jesús en su agonía, «Padre, si es posible quita de mi este cáliz, pero que no se haga mí voluntad si no la tuya».
Sabes muy bien a lo que me refiero, esta pandemia del covid 19 y todos sus colaterales, muertes, desempleo, penurias económicas, miedos, angustias y ansiedades pero lo más importante y como nos has ensenado, te presento la lejanía de nuestras almas, las pongo confiadas en tu noble corazón.
Sabes muy bien, que si hay alguien que esta pegado con Jesús, como decimos en Dominicana, Madre querida, eres tu.
No te abrumo más con nuestros lamentos, quiero cerrar mis palabras, elogiando tu fidelidad a Dios, tu gran entrega y amor por El y en El a nosotros, porque no descansas ni en el cielo para llamarnos a que volvamos hacia El.
Tú eres la mujer que aplastará la cabeza de la serpiente, de eso no me cabe la menor duda.
Sonrío contigo, porque profetizaste que finalmente, tu Inmaculado Corazón triunfará
Nunca imaginé vivir estos tiempos. Estoy viendo como cada vez más naciones se consagran a ti.
Gracias Madre, República Dominicana también lo está.
Te entrego mi pueblo, que es tuyo, que te venera doblemente en las Mercedes y en la Altagracia.
Gracias por contar contigo, tú que eres la llena de gracia.
Amén.