Gobierno deroga decreto sobre ITBIS en servicios digitales prestados desde el exterior
Abril: Mes de Prevención del Abuso Infantil

Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Han transcurrido 20 años desde que gracias a los esfuerzos del Instituto de la Familia, el entonces presidente de la República Leonel Fernández, declarara en 1998 el mes de Abril como Mes de Prevención del Abuso Infantil, una problemática que continúa vigente hoy en día, lacerando la vida y autoestima de niños, niñas y adolescentes.
Según la Organización Mundial de la Salud se considera maltrato infantil “los abusos y desatenciones de que son objetos los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de abuso físico, psicológico, sexual, negligencia o explotación comercial que pueda causar daño a la salud, desarrollo o dignidad”.
Cuando nos referimos a un daño físico resulta del uso de la fuerza, sin importar el propósito, aunque sea corregirles un mal comportamiento, es decir disciplinarlos como erróneamente consideran y vemos casos de padres que les queman las manitos en castigo.
El abuso es psicológico ocurre cuando se les expresa con regularidad, como lo hemos dicho en otros artículos, expresiones despectivas, como “tú no sirve para nada”, “eres bruto” o “me tienes cansado”, términos que marcan negativamente sus vidas y que en definitiva les hacen sentirse inseguros y menospreciados.
También puede ser sexual el abuso hacia los infantes, cuando les tocan sus partes íntimas o se les convence de desnudarse o se le besa de forma inapropiada. Con frecuencia este tipo de maltrato es ocasionado por personas cercanas y de confianza, como son familiares y tutores.
Para prevenir el maltrato, que les marca de por vida, desde muy temprana edad hay que educarles recordándoles que nadie tiene derecho a tocar su cuerpo ni abusar de ellos; que si les piden que haga algo que considera incorrecto tienen el derecho de negarse y de comunicar lo ocurrido inmediatamente a alguien de confianza, identificándoles que la culpa corresponde a la persona que tiene la mala intención.
Como padres, madres o tutores tenemos la obligación de actuar como guías, conscientes de que nuestros hijos e hijas no son objetos de nuestra propiedad y que tenemos que velar por su autonomía, bienestar y desarrollo emocional.
No podemos hablar de construir relaciones de paz, sino las predicamos diariamente con el ejemplo. Es por ello que ante hechos que motiven nuestra ira e impotencia jamás tendremos el derecho de descargarlos en nuestros descendientes.
En estos casos, exhortamos a respirar profundamente, evitar ofender con palabras malsanas, a alejarnos temporalmente del espacio y de la persona que provocó nuestra impaciencia, a escuchar nuestra música favorita, hacer una llamada a una persona positiva o leer un artículo de interés, todo en aras de recobrar la inteligencia emocional para dialogar y crecer en sabiduría y paz.
En abril y siempre busquemos contribuir al desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes para que puedan disfrutar plenamente de los derechos fundamentales que les asisten.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.