Acoso Callejero
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Como cada año, en los primeros días del mes de abril se celebra la Semana Internacional del Acoso Callejero, con el objetivo de fomentar el rechazo a cualquier tipo de violencia contra las mujeres en las vías públicas.
Acciones cotidianas, practicadas por desconocidos, con comentarios de connotación sexual, silbidos, exhibicionismos, gestos obscenos, fotografías no autorizadas, tocamientos o persecuciones que hagan sentir hostigamiento a la población femenina, al transitar en las calles, plazas, transportes públicos u otros espacios se enmarcan dentro del concepto de acoso callejero, considerado como una de las formas de violencia contra las mujeres más normalizadas en el mundo.
Para nadie es un secreto que miles de mujeres sufren a diario éste tipo de acoso que responde al machismo normalizado y aceptado, a pesar de los esfuerzos que hacen instituciones estales y de la sociedad civil en avanzar hacia sociedades más igualitarias.
Bélgica, en el año 2014, fue pionera en imponer sanciones específicas por el acoso verbal. Le siguieron Portugal, Perú, Argentina, Estados Unidos, Bolivia, Egipto, México y otros países donde además se desarrollan campañas que crean conciencia sobre el derecho de las mujeres de salir a las calles sin recibir acoso, debido a los daños psicológicos que pueden provocar.
Si transitando un espacio público notamos que alguna niña, adolescente o mujer está siendo asediada a través de piropos o propuestas sexuales, lo correcto es que le brindemos apoyo a la víctima, ya que seguro se sentirá intimidada e insegura en un momento que no está obligada a soportar.
Exhortamos a los hombres a contribuir a erradicar éste tipo de violencia hacia las mujeres no haciéndose partícipes de proferir mensajes ofensivos y degradantes, que normalmente abundan hasta en las redes sociales. Recordemos que predicar con el ejemplo es vital, si queremos servir de estandarte en nuestras familias y en la sociedad.
Lo correcto es que si el desconocido desea decirle un halago a una mujer, antes debe pedirle permiso de proferirlo con respeto y dignidad, y así contribuiremos al derecho de transitar en libertad y con seguridad en las vías públicas.
A través de las redes sociales se conoció un caso en Argentina de una joven mujer que recibió un mensaje agresivo mientras transitaba en un autobús, su reacción fue comunicarlo al chofer y éste pidió al pasajero con gentileza desmontarse, pero al negarse todos los demás pasajeros se unieron en la solicitud y no tuvo más remedio que hacerlo. Esto constituye un ejemplo de la corresponsabilidad comunitaria efectiva y ejemplarizadora.
Educar en el respeto es un valor primordial para la promoción de la paz y la sana convivencia, por lo que les invito a no sean indiferentes ante la realidad cotidiana que sufren las mujeres, la cual debemos denunciar para así contribuir a crear conciencia para que esa práctica dañina sea desaprendida.
Ojalá podamos sensibilizar a nuestros congresistas de asimilar las experiencias de sus pares y dotar al país de una ley que tipifique como una infracción el acoso callejero y establezca sanciones.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.