Tendencias de la moda que arrasarán esta primavera-verano 2025
Alabar en lugar de maltratar
Yanira Fondeur
Promover la Paz
A los adultos, al igual que a los niños, nos agrada sentirnos aceptados y
apreciados por los demás con los cuales nos relacionamos en los diferentes
entornos.
En modo alguno me refiero a magnificar lo que no es la otra persona, pero
sentimos satisfacción cuando enaltecemos los buenos tratos, las excelentes
acciones laborales y aplaudimos los logros de nuestros relacionados, como
un noble gesto de solidaridad.
Es por ello que, escuchar frases como “Hiciste un excelente trabajo”, “Eres
muy especial”, “Que bien luces”, “Mereces lo mejor”, siempre resultan
alentadoras y motivadoras a seguir brindando lo mejor de nuestro ser.
Reconocer y expresar valoraciones positivas nos abre las puertas a
relacionarnos con más armonía con nuestros familiares en el hogar, con el
personal de los centros de trabajos y en la sociedad misma.
Una amplia sonrisa, acompañada de un caluroso saludo, deja siempre huellas
positivas, en una sociedad en que a diario recibimos informaciones negativas
y cargadas de violencia en todos los órdenes.
Siempre hemos insistido en que, las palabras tienen poder de alegrar o
entristecer y cuando las pronunciamos con la conciencia de hacer daño,
estamos evidenciando no tener un buen corazón.
En los infantes también podemos observar que mejoran sus conductas a
través de estímulos más que de críticas constantes.
Etiquetar de tímido, flojo, bruto, hiperactivo o gordito frecuentemente
lesiona el autoestima del niño, la niña o adolescente, obstaculizando su sano
desarrollo.
Reflexiono en qué diferentes serían las familias, nuestra sociedad y el mundo
si cumpliéramos a cabalidad la célebre frase de la Madre Teresa de Calcuta
que dice “Que nadie se acerque jamás a ti, sin que al irse se sienta un poquito
mejor y féliz”.
Y es que cuando nos relacionamos afectivamente no sólo generamos placer
en los demás, sino que disfrutamos de satisfacción interna.
Somos seres únicos/as y merecemos brillar con luz propia, sin intentar apagar
la luz de los demás con ofensas o menosprecios.
Merecemos vivir en paz y no cederle el derecho a nadie a quitárnosla por
juzgarnos desde su perspectiva.
Nuestra invitación, amables lectores, es a que generemos bienestar al alabar
y no malestar al maltratar.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur