Amar, no importa qué
Iranna Flaviá Luciano
Pienso y Luego Escribo
La máxima sinfonía de la vida siempre será el amor, el amor no importa qué.
Cuantas satisfacciones habidas y por haber recibe todo aquel que deja interiormente desarrollar un sentimiento que su grado de culminación es el amor.
El amor no es algo que se crea; sucede, revolotea, te pone en movimiento, hace que seas mejor persona.
Se identifica porque te alegra, te contenta, te llena de júbilo el alma, te entretiene con solo hacerse acompañar de lo amado.
La vida es finita, como no hacer lo posible por pasarla lo mejor posible, dedicándose a edificar el interior.
Lo contrario del odio es el amor, porque a diferencia del primero, el amor no te amarga, no te llena de malos momentos, no te pone a malpensar.
Solo pienso, cuantas personas pasan casi toda su vida guardando en su interior sentimientos que no son sanos.
Algunos pensamientos no son saludables en algunas personas porque no logran perdonar nunca, no se logran separar de acontecimientos, palabras y roces pasadas.
Quien puede vivir con una carga tan pesada de rencores toda la vida, es imposible.
Siempre que veamos una situación o persona que no nos cuadra, lo más simple que podemos hacer ante eso es pensar qué parte positiva tiene.
Nadie es tan malo que no tenga una parte positiva, ni tan bueno que no te permita ver todo lo que su persona es en perspectiva.
El interior es nuestro templo y por tanto tenemos que cuidarlo, por lo que tener buenas vibras y buenos pensamientos hacia los demás nos hará estar plenos.
Tenemos que amar no importa qué, con esto quiero decir, que no importa si es persona, animal, planta, ser vivo, pero amar, porque todos somos objeto de la creación, y por algo todo fue creado.
Pienso y Luego Escribo: Por esto dice la canción El amor es el alma de todo.