Anya Taylor-Joy brilla en la nueva miniserie de Netflix: Gambito de Dama
Siguiendo la línea de otras producciones como Unorthodox o Unbelievable, Netflix se consolida en el terreno de las miniseries con Gambito de Dama, protagonizada por Anya Taylor-Joy. Crítica sin spoilers.
No hace falta tener un máster en ajedrez para poder disfrutar de una historia que dedicará casi la mitad de su tiempo a estrategias, jugadas y nombres que nunca en la vida escuchamos mencionar ni por casualidad. Solo se trata de que el cuento, por más simple y trillado que parezca, esté muy bien contado. Es lo que sucede con la nueva miniserie de Netflix.
El dos veces nominado al Oscar Scott Frank, justamente por sus guiones adaptados de Logan (James Mangold – 2017) y Out of Sight (Steven Soderbergh – 1998), es el responsable de trasladar la novela homónima de Walter Tevis, publicada en el año 1983.
Sigue a Beth Harmon, una pequeña huérfana que a los 9 años descubre y domina como nadie el juego del ajedrez en los Estados Unidos de los años sesenta. La prodigiosa niña crecerá y seremos testigos del precio que pagará por llegar a la cima, transformándose en una estrella a nivel internacional de un deporte copado por hombres.
La miniserie de 7 episodios cumple con todos y cada uno de los tips para esta clase de historias. No hay nada que no hayamos visto antes y hasta tal vez resulta sencillo adivinar cuáles serán los pasos que dará la narración, pero al mismo tiempo Frank demuestra que construyendo buenos personajes, y una vez entrados en este mundo, va a ser difícil que no queramos saber cómo termina el recorrido. Por más que también el final se vea venir.
Infancia conflictiva, abandono y soledad que indefectiblemente comunica con vicios y adicciones, estos son los elementos para el punto de partida. Gambito de Dama nos guía hábilmente en el viaje de un personaje hacia la superación, enfrentando las trabas impuestas por el afuera y las que provienen del interior de sus propios traumas.
Un genio torturado, en esta caso una mujer, se irá abriendo camino en el mundo, enfrentando el rechazo, superando adversidades, conociendo aliados en los que apoyarse, sufriendo pérdidas y luchando contra sus propias sombras. De paso, el guion de Scott Franck y Alan Scott (The Preacher’s Wife) se las ingenia para hablar de género de manera poderosa y conmovedora.
Todo ello amenizado por un elogiable ritmo a la hora de mostrar las partidas de un juego que -sin intención de ofender a sus admiradores- para el común de los mortales puede resultar de lo más aburrido del mundo a la hora de observarlo. La intensidad lograda con el sólido montaje, más los imaginativos recursos empleados, logran que vibremos a la par de cada movimiento en el tablero, aunque no tengamos idea de lo que es un alfil o un peón.
Si sumamos un trazado técnico impecable en su reconstrucción de época (remitiendo por momentos a la magnífica The Crown, también de la plataforma) y la delicadeza en la dirección, estamos ante una producción que realza el valor de Netflix.
Imposible no dedicarle un párrafo al alma de la serie: la ascendente (e imparable) Anya Taylor-Joy. Exceptuando el primer episodio, donde aparece solo unos minutos al desarrollarse la infancia de Beth (con otro gran acierto de casting, la pequeña Isla Johnston), la actriz inglesa-argentina está presente prácticamente en todas las escenas que conforman la miniserie. En cada una de ellas nos cautiva con una fascinante interpretación (el Emmy a mejor actriz de Serie Limitada ya podría ir reservándole un lugar entre las nominadas) que no escatima en matices al momento de atravesar obsesiones, traumas, perdición y redención en su complicada escalera hacia el éxito.
En Gambito de Dama también resultan destacables las labores del siempre acertado Bill Camp, como el hombre que le enseñará a Beth todo lo que sabe, y Marielle Heller como su madre adoptiva que tendrá un arco de superación y liberación tan importante como el de la protagonista. Heller sorprende además siendo que habitualmente la vemos en otro estilo más abocado a la comedia (MacGruber, Popstar: Never Stop Never Stopping), dejando de lado no solo eso sino también su rol de talentosa directora de films como Can You Ever Forgive Me? y A Beautiful Day in the Neighborhood.
Fuente: AltaPeli