Apóstoles de sus hijos
Por Leonor Asilis
Rincón Digital
El mundo tan materializado en que vivimos amenaza con dejar de lado al rol más importante de los padres, en cuanto a ser ellos los apóstoles de sus hijos.
Enfatizo esta función esencial de los padres ya que como decía San Juan Pablo II, el deber que tienen los mismos de educar a sus hijos, no sólo comprende lo cultural y social, sino también en la fe y en la vida cristiana.
Es que si de verdad se aman a los hijos no puede dar igual que la fe y la vida divina sembrada en ellos por el bautismo se desarrolle y fructifique, o que languidezca y muera. Hay regalos que duran un día de ilusión; otros valen para toda la vida; el don de la fe cristiana acompañará a sus hijos en su infancia, durante la juventud, a lo largo de sus años maduros, cuando sean ancianos y hasta la eternidad.
Además, no hay mejor modo de lograr la felicidad del hogar que hacer de él en verdad una iglesia doméstica.
La fe cristiana vivida por todos los miembros de una familia, produce necesariamente frutos maravillosos de armonía, comprensión, perdón, apoyo, alegría y paz. Hay acoso algo que pueda unir más profundamente dos almas, o las almas todas de un hogar que la sintonía espiritual de quienes creen lo mismo y aman con un mismo amor al Padre que está en el cielo?
Creo que a veces no estamos lo suficientemente conscientes de la seriedad que implica el educar en la fe a los hijos, y hay un conformismo general sobre llevarlos a un buen colegio. Sin embargo, no basta.
Si bien es cierto que los maestros, catequistas y sacerdotes son excelentes colaboradores, los padres son los principales educadores de ellos. En resumen, podemos decir que la catequesis familia es una experiencia totalizante.
La fe cristiana no es una serie de verdades sueltas, más o menos relacionadas entre sí, entre las cuales podemos escoger las que más nos agraden. Es, al contrario, una visión global y coherente de la vida, del mundo, de Dios, del prójimo.
Quiero citar las palabras del P.Maciel, L.C. autor del libro:”Familia, escuela de evangelización: “Veo que sería muy conveniente que, movidos por su deseo de ayudar eficazmente a la fe de sus hijos profundizaran y actualizaran sus conocimientos de la doctrina de la iglesia.
Desgraciadamente, son muchos los cristianos ignorantes. No son capaces de “dar respuesta a quien les pide razón de su esperanza”, como pedía San Pedro a los primeros cristianos. El tiempo y el esfuerzo que dediquen a su preparación será una estupenda inversión para su propia vida y para el bien de sus hijos.”